Nombres propios: Amy Schumer, ¿otra cómica feminista?
Ha sido estudiando a otra «cómica feminista», Lena Dunham, como me he encontrado con esta otra que se auto-aplica esa misma etiqueta, Amy Schumer. Amy Beth Schumer, como Dunham, nació a principios de la década de 1980 (Schumer en 1981, Dunham en 1986). Las dos son también escritoras, actrices, y guionistas. Las dos tienen progenitores judíos (Schumer su padre, y Dunahm su madre). Las dos han sido consideradas por la revista Times como unas de las cien personas más influyentes (Schumer en 2015, y Dunahm en 2013). Ambas han recibido prestigiosos premios por sus trabajos televisivos (Schumer un Peabody Award, entre otros; y Dunham Golden Globe Awards, entre otros). Ambas poseen físicos que no encajan en los ideales de belleza femenina que promueve nuestra sociedad contemporánea, especialmente en lo que al peso y forma física se refiere. Y, por último, señalaré -de entre las muchos aspectos que podría desarrollar aquí- que a las dos les encanta plasmar el tema del sexo de una forma hasta ahora poco común en la televisión.
¿Será todo esto coincidencia? Algunas cosas sí, pero otras… Para mí, ambas son fruto del estado actual de confusión que propagan los medios de comunicación y entretenimiento con respecto al feminismo. Bueno, he dicho que son «fruto» de dicha confusión, pero más bien sospecho que «se aprovechan» de dicha confusión, a la vez que favorecen su crecimiento. Yo parto de la premisa de que el feminismo no promueve que las mujeres se transformen en el estereotipo de lo que han venido siendo los hombres con sus virtudes y sus defectos, sino que intenta que las mujeres adquieran los mismos derechos que los hombres, que les permitan vivir en igualdad. Pero estas cómicas que se autoproclaman feministas, dan la impresión a los espectadores de que ser feminista es ser como ellas. Y ellas se muestran de forma casi monotemática y obsesiva como mujeres que -como se suele asociar a los hombres (no a todos)-, teniendo el sexo como tema principal, presumen y hablan en público de sus órganos, relaciones y conquistas sexuales de forma grosera y sin ningún tipo de tapujos y tratando a sus parejas como pura mercancía.
Centrándonos en Amy Schumer, de esto va principalmente su serie Inside Amy Schumer, que se estrenó en Comedy Central en abril de 2013 y que ha visto ya su cuarta temporada la pasada primavera. Schumer justifica sus constantes referencias al sexo con la intención de que el tema se vea tan natural en los cómicos hombres como en las mujeres, y con el propósito «feminista» de ironizar y criticar el sexismo y la discriminación a la que se ven sometidas las mujeres. Yo, como apuntaba antes, creo que hay formas mejores de conseguir dicho objetivo. Además, veo detrás de las formas tanto de Schumer como de Dunham la intención comercial de hacer algo distinto y chocante que llame la atención del público y les haga subir los ratings de audiencia aunque para ello se tengan que encontrar en sus pantallas a la Dunham, por ejemplo, haciendo sus necesidades en el váter mientras habla con sus amigas de vez en cuando. Pero, como todo lo novedoso cuando se sigue repitiendo acaba por dejar de serlo y se convierte en más de lo mismo, parece que el público se está cansando de verle el culete -y el resto del cuerpo- a Hannah Horvath y de oírla hablar a ella y a la Schumer de forma grosera. Así, el número de espectadores de Girls no le augura un buen futuro (de hecho la serie concluirá con su próxima sexta temporada); y la cuarta temporada de Inside Amy Schumer ha sido calificada por numerosos comentaristas televisivos como su punto más bajo, llegando a recomendar a la cómica que se tome un año sabático para retomar su carrera con algo que no haya dicho o hecho ya. Si su propósito es sinceramente feminista, en ese año puede encontrar mil y una formas de mostrar en las pantallas propuestas que de verdad promuevan un tipo de mujer distinto, no por lo escabroso o escandaloso, sino por lo interesante. Quizá alguien debiera dar ese mismo consejo a Dunham…