«Bad Sisters» (Apple TV+, 2022) o la perfecta construcción de la (tragi)comedia negra
Hace apenas dos días que finalizaba la emisión de la serie Bad Sisters creada por Sharon Horgan para Apple TV+. Una serie que se inicia con la muerte de John Paul Williams (Claes Bang) y que reconstruye con saltos temporales la relación de este con su esposa Grace (Anne-Marie Duff) y sus cuñadas, las hermanas Garvey: Eva (Sharon Horgan), Ursula (Eva Birthwhistle), Bibi (Sarah Greene) y Becka (Eve Hewson). Ya el episodio piloto presenta la línea argumental esencial de Bad Sisters que no es otra que el diseño de un personaje masculino abusador en su matrimonio y cuya perversidad/maldad se extiende no solo al resto de las mujeres de la familia sino también a sus compañeros de trabajo y vecinos. También , como no podía ser de otro modo, se plantea la incógnita de la serie porque tanto en los preparativos del funeral de JP como en la reunión tras el entierro se trasluce que su muerte quizá no fuera accidental. Algo que intentan demostrar los hermanos Matt y Thomas Claffin (Daryl McCormack y Brian Gleeson) en su propósito de no hacer efectivo el seguro de vida de JP y que pone en guardia al clan de las Garvey. Porque pensamos que Bad Sisters es una joya de la ficción televisiva de 2022 de más que recomendado visionado, este post no contiene ningún spoiler.
Y utilizamos de manera consciente el término clan porque las cinco hermanas irlandesas despliegan en toda la serie una complicidad familiar en la que la agresión a una de ellas pone en marcha un fuerte mecanismo de defensa. Es por ello que la actitud fiscalizadora de las acciones de Grace por parte de JP a quien este invisibiliza, menosprecia, humilla y anula como persona, apartándola además de sus hermanas, es el detonante para que las Garvey decidan matarlo como liberación para Grace. De este modo se establece el vínculo familiar como el motor esencial de la serie. En cada uno de los episodios de Bad Sisters se retrocederá en el tiempo desde la decisión de Eva y Bibi de acabar con JP a las que gradualmente se incorporarán Urs y Becka hasta la coincidencia con el tiempo presente de la acción. Sin embargo, la dramaturgia de Bad Sisters no se limita a escenificar los estrafalarios intentos de las hermanas sino que va a desplegar una gradación informativa en la que la comicidad de las conspiraciones de las que sale también estrafalariamente indemne JP-«the prick» contrasta con la realidad de las hermanas en su relación con su cuñado. De esta manera, la hipotética comedia negra se transforma en una tragicomedia en la que la construcción de los personajes femeninos va a ser esencial.
Los distintos episodios van a pivotar en torno a una de las Garvey. Eva, la mayor, compañera de trabajo de JP, ejerce de madre ultraprotectora hacia sus hermanas a las que cuidó tras la muerte prematura de sus padres, una actitud exacerbada por su deseo no cumplido de ser madre. Ursula es enfermera. Casada con un policía, mantiene una relación sentimental con su profesor de fotografía de tal manera que tiene sentimientos encontrados. Bibi, quien perdió un ojo en un accidente, tiene una especial inquina contra JP que la convierte en una especie de psicópata —y comic relief del grupo— que maquina constantemente. Y Becka, la más pequeña e independiente de las hermanas, busca financiación para poder establecer un estudio de yoga. Una configuración afectiva de los personajes que irá evolucionando a lo largo de Bad Sisters a partir de su interrelación, pero también de su contraposición con el personaje de JP como compendio de todas las masculinidades tóxicas que aprovecha los puntos débiles de sus víctimas. De este modo, lo ficcional /individual se transforma en social/ general. Pero aún desplegando todas las cartas sobre la mesa, Bad Sisters mantiene la incógnita inicial que se amplia a otras: ¿realmente alguien mató a JP? y si es así ¿quién fue? Porque la torpeza o la mala suerte de las hermanas es evidente.
Como también son extremadamente torpes los hermanos Claffin quienes, a pesar de ser agentes de seguros, son los que ejercen como detectives del caso de modo que la serie combina a la perfección la comedia negra con los esquemas del thriller evidentemente manipulados pero siguiendo de manera escrupulosa el tono de Bad Sisters, incorporando al mismo tiempo la línea sentimental —tragicómica también— y que va a tener como principal misión el cumplimiento de la justicia poética.Y es que la aparente simplicidad de la premisa argumental contrasta con la meticulosidad de la dramaturgia propuesta por Sharon Horgan va a seguir a su modo el modelo de construcción clásico y hasta cierto punto aristotélico en el que cada uno de los intentos de asesinato de JP suponen una especie de lances patéticos para las hermanas Garvey, cada vez más alejadas de su objetivo que consideran prácticamente inalcanzable y con la resolución del misterio inicial mantenida hasta el espléndido capítulo final en el que se produce no solo la resolución de este sino una magistral anagnórisis como auténtico detonante de la más que deseada desaparición de «the prick». Deseada por los personajes y también por las audiencias a las que la serie ha construido una empatía creciente a lo largo de su emisión. Una resolución final del caso que todos teníamos más que clara dada la construcción de la serie pero que, no por ello, deja de ser sorprendente por su perfecta ejecución dramatúrgica y actoral.
Como hemos comentado al inicio de este post, Bad Sisters es una joya de la ficción televisiva de este año. Las audiencias hemos seguido religiosa y ansiosamente durante diez semanas las andanzas de las hermanas Garvey y las constantes interferencias de los Claffin. Y es que la serie es adictiva en el sentido más puro del término: se hace necesario saber más y más de los personajes y queremos ver sus andanzas. Una necesidad que se han encargado de alimentar los magníficos actores del reparto —seleccionados, cómo no, por la estupenda Nina Gold— a través de las redes sociales y con la aparición en programas televisivos y mesas redondas. Una campaña de fidelización del espectador que, de manera muy de las Garvey y de JP han alimentado tras el cierre de la serie la actriz Sarah Greene quien en su Instagram ha dedicado una esquela de las Garvey a JP, y también Claes Bang quien en el mismo medio ha grabado un mensaje de «the prick» desde el más allá. No se puede pedir nada más como cierre de esta historia.
Doctora en Filología Hispánica por la Universitat de les Illes Balears. Ha sido investigadora principal del grupo RIRCA y ha dirigido tres proyectos de investigación nacionales competitivos financiados por el gobierno español. Actualmente forma parte del proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Trabaja en ficción audiovisual en plataformas diversas, especialmente en temas de arquitecturas narrativas. Tiene una especial debilidad por el posthumanismo y ha publicado distintos trabajos en revistas indizadas y editoriales de prestigio internacional.