Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Björk y el cine

Icónica, rebelde, alma inquieta, sorprendente y de una voz inigualable. Björk puede recibir muchos adjetivos, pero de lo que no cabe dudas es que es única. Björk es Björk. Tras más de cuarenta años de trayectoria, no deja de demostrar que es una artista multidisciplinar con un gran talento y creatividad.

Pese a su gran fama musical, su incursión en el cine es menos reconocida, por lo que cabe reivindicar su importante rol como actriz. A pesar de que a raíz de diversas polémicas se retirara del mundo del cine y manifestara su conocida intención de no rodar ninguna película más, tras su regreso a la gran pantalla resulta interesante repasar su recorrido.

Una joven Björk interpreta a la bruja Margit

En 1986, con tan solo 21 años, la artista debutó en el cine con The Juniper Tree, que llegó a España con el nombre Cuando fuimos brujas, una cinta islandesa de corte independiente rodada en inglés. Un drama fantástico en blanco y negro y dirigido por Nietzchka Keene.

El relato, basado en el cuento The Juniper Tree de los Hermanos Grimm, cuenta la historia de dos hermanas que escapan de su casa tras la muerte de su madre, quemada en la hoguera por acusaciones de brujería. Margit (Björk), que encarna la bondad, y Katla (Bryndis Petra Bragadóttir), que encarna la maldad, huyen a un lugar desconocido. Allí, Katla hechiza a un campesino viudo, Jóhann (Valdimar Örn Flygenring) para que se enamore de ella. Tras su hermana, Margit trata de ayudar cuidando del pequeño hijo del campesino, Jónas (Geirlaug Sunna Þormar).

En este cuento de hadas oscuro, Björk interpretó de una forma brillante el papel de una adolescente perseguida por la tragedia y unas extrañas visiones en las que se le aparece su madre. Un trabajo único con el que también cantó en algunas escenas.

Una década después, tras colaborar en la creación de diversas bandas sonoras como la película Léon: The Professional (Luc Besson, 1994) y la serie de televisión Expediente X (FOX, 19932002), y realizar un cameo interpretando a una modelo en las pasarelas de Prêt-à-Porter (Robert Altman,1994), volvería a la gran pantalla con la película por la que siempre será recordada en la industria.

En el año 2000, filmó Bailar en la oscuridad, una película teutodanesa, rodada en inglés, dirigida por Lars von Trier. Este drama musical fue protagonizado por Björk junto a otros grandes actores como: Catherine Deneuve, David Morse, Peter Stormare y Joel Grey. Cuenta la compleja historia de Selma Jezkova, una trabajadora inmigrante que esconde un secreto: padece de una enfermedad hereditaria degenerativa que le hace perder la vista de forma progresiva. 

Björk interpretando a Selma, el papel que la llevó a ganar la Palma de Oro

Su hijo también la padece, por ese motivo, con el objetivo de evitar que el pequeño enferme, ahorra con la esperanza de poder operarlo. Con el tiempo su vida se vuelve miserable y empieza a sufrir alucinaciones en las que la gente actúa en números musicales. En consecuencia, el baile y la música se transforman en su vía de escape. Selma baila en la oscuridad de su ceguera para abstraerse de su miserable condición económica y de salud en una realidad en la que el dolor no existe.

Se estrenó en el Festival de Cannes entre largas ovaciones y fue galardonada con la Palma de Oro y el premio a mejor actriz para Björk por su increíblemente desgarradora y sincera interpretación. Sin embargo, realizar esta película provocó que renunciara a la actuación. Poco después de su estreno, Björk afirmó que esta sería su última película y no volvería a actuar, sin explicar una razón clara. Ante esto, el director, Lars Von Trier, la acusó de ser una artista complicada en el set de grabación. Más de una década después, la artista compartió su propia versión de la historia. Inspirada por el movimiento #MeToo, denunció que fue acosada por el director, lo que la dejó con profundas secuelas. 

Aunque el miedo a actuar frente a las cámaras la alejara de la actuación, nada la alejó del cine. En 2005, participó en la novena parte del proyecto cinematográfico del prolífico artista multimedia Matthew Barney, Drawing Restraint. Un proyecto de diecinueve partes movido por la idea de la resistencia física como vehículo para la creatividad a través de la experimentación con los diversos campos artísticos como: el largometraje, las esculturas a gran escala, las fotografías, los dibujos y los libros.

En 2007, volvería a dar vida a un personaje, Anna, la protagonista de Anna and the Mood, un cortometraje de animación de la empresa islandesa de diseño y animación digital CAOZ. La trama se centra en una niña que siempre había sido la hija perfecta, pero a raíz de contraer una horrible enfermedad, su actitud cambia drásticamente. A su vez, sus videos musicales, en los que ha contado con grandes directores, como Spike Jonze y Michel Gondry, también la han llevado a recorrer un amplio rango de emociones y a convertirse siempre en un personaje diferente.

Regresa al cine, como en sus inicios, interpretando a una bruja islandesa

Finalmente, el año pasado, Björk regresó a la gran pantalla acompañada por un elenco de ensueño que incluye a Nicole Kidman, Anya Taylor-Joy, Ethan HawkeRalph Ineson y Willem Dafoe en la tan esperada The Northman (Robert Eggers, 2021). Una película de suspense y drama histórico épico estadounidense-británica con un guion coescrito por el poeta y novelista islandés Sjón.

Ambientada a principios del siglo X en Islandia, la trama sigue al príncipe vikingo Amleth (Alexander Skarsgård), quien emprende una misión para vengar el asesinato de su padre. Fue todo un evento para los seguidores del mundo de los vikingos y los fanáticos de la artista al marcar su regreso a la interpretación, algo que muchos pensaban no volvería a suceder, pero la propuesta centrada en los mitos nórdicos la sedujo para volver a ponerse frente a las cámaras para dar vida a una misteriosa vidente.

Se desconoce si esta es la última vez que la veremos dedicarse a la que tal vez sea el peor de los embrujos o su segunda gran pasión. De lo que no cabe dudas es que Björk es un clásico viviente que jamás teme experimentar, una rareza a reivindicar y una actriz con una trayectoria vibrante que es el perfecto acompañamiento para su música.

 

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