Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

El perfecto transvase cultural, «The Bletchley Circle: San Francisco» (2018)

Hace algo más de un mes que le dedicábamos un post a The Blechtley Circle, confesábamos que con mucho retraso pero con la promesa de ocuparnos de la nueva tanda de capítulos que trasladaría a parte de las mujeres invisibles del entramado criptográfico-matemático a los Estados Unidos. Pues bien, el pasado 25 de julio se estrenaba The Blechtley Circle: San Francisco, una coproducción británica (World Production) y canadiense (Omnifilm Entertainment) firmada por Guy Burt.

Lo cierto es que el «enganche» que producen determinadas series que encuentras más que fascinantes se traduce en una especie de miedo cuando su continuación cambia de espacio o de coordenadas temporales. Así, el riesgo de no saber cómo trasladar premisas que funcionan y ampliar o cambiar a sus personajes y épocas pueden conducir al fracaso más absoluto o a la continuación de su éxito. Basten como ejemplos series como CSI o Law & Order, la primera circulando por las principales ciudades estadounidenses, la segunda trasladándose al Reino Unido. Pues bien, estos miedos se dejan totalmente de lado desde las primeras secuencias de The Blechtley Circle: San Francisco en la que dos de sus protagonistas, Millie (Rachel Stirling) y Jean (Julie Graham) cogen sus bártulos y se van a los «States» para resolver, casi una década más tarde, una serie de crímenes seriales que comenzaron en su etapa como criptógrafas.

Iris y Hailey se unirán al equipo «británico» de la serie
Iris y Hailey se unirán al equipo «británico» de la serie

Si las razones del traslado son más que orgánicas, el desarrollo de los argumentos en una cultura totalmente diferenciada de la europea y en una época icónica (los años 50), y, la incorporación de las nuevas compañeras de aventuras es magistral. Y es que la serie va a captar y retratar de forma milimétrica y crítica el nuevo entorno en el que se moverán los personajes: un transvase cultural modélico. Así, a la camaleónica y superviviente Millie y a la conservadora Jean se unirán la afroamericana Iris (Crystal Balint) y la joven alocada y casi «rebelde sin causa» Hailey (Chanelle Peloso) miembros de Presidio, institución paralela a Blechtley durante la Segunda Guerra Mundial. Sin conocerse personalmente, las cuatro mujeres establecerán vínculos de sororidad no solo frente al crimen sino especialmente frente a su visibilización y recuperación de una personalidad y capacidades intelectuales ocultadas por la sociedad masculina.

Siguiendo los esquemas  de la serie británica, The Blechtley Circle: SF distribuirá sus casos en tandas de dos episodios —por el momento, ya que todavía faltan cuatro entregas por emitir: el primero de ellos se centrará en la resolución de una serie de asesinatos que siguen patrones idénticos («Presidio» y «Wake»); el segundo, resolverá la muerte de una antigua compañera de Iris en Presidio («Charlotte’s Web» y «Madhouse») que afectará a antiguas integrantes de la institución. Sin embargo, este desarrollo es lo de menos en la serie.

La serie seguirá los códigos del cine negro de los 50
La serie seguirá los códigos del cine negro de los 50

Mientras la serie británica va a tener en Londres y la sordidez de la postguerra sus principales bazas, el San Francisco de los años 50 va a ser el escenario ideal para presentar el tono y los estereotipos del «film noir»: la música de jazz y los clubs nocturnos serán marcos en los que se situará parte de las investigaciones, los personajes que aparecerán formarán parte de los esquemas del género del hard boiled en los que no pueden faltar la relación entre el detective —en este caso Bill Bryce interpretado por Ben Cotton— y la femme fatale, un personaje asumido aunque de manera absolutamente inversa por Millie; pero sobre todo, el retrato crítico del American Dream y el American Way of Life.

Los casos a los que se enfrentan nuestras mujeres van a ubicarse en los suburbs de la ciudad, unos espacios idílicos y coloridos pero sobre todo aparentes, casi casi virtuales, en los que la placidez y el lujo en los que viven sus habitantes ocultan miserias personales extensibles a la sociedad. Y es que más allá de los asesinatos y muertes extrañas, se hallan especulaciones inmobiliarias, luchas por el poder y la imagen, luchas y supremacías raciales, matrimonios conflictivos, un consumismo desmedido y una tremenda soledad, especialmente de las mujeres. Una cultura de la apariencia que tiene en LA Confidential (Curtis Hanson, 1999) una perfecta muestra cinematográfica pero, de manera especial en el remake de la serie de los años 50, Dragnet (ABC, 2003) con solo una temporada y media -más que magnífica-  de emisión y que fue cancelada en Estados Unidos antes de su finalización. Un contraste entre lo privado y lo público que tendrá su reflejo en una puesta en escena donde los vistosos espacios exteriores se opondrán radicalmente a los espacios íntimos frecuentemente nocturnos en los que la iluminación será una parte imprescindible de la configuración de los personajes y de las acciones.

Las integrantes del círculo en pleno trabajo
La dirección de fotografía resulta imprescindible para la configuración de acciones y personajes

Y una crítica del American Way of Life que va más allá de la mera cronología de la acción ya que esta delineará buena parte de los temas recurrentes de la cultura norteamericana —ampliamente desarrollados, por otra parte, en la ficción audiovisual — y que avanzan las coordenadas históricas de la década de los 60 en los Estados Unidos: las reivindicaciones de la comunidad afroamericana, el militarismo y el ejército  como un elemento esencial en la jerarquía del país, la problemática integración emocional y social de los veteranos de guerra y, finalmente, el papel de los Estados Unidos en la preparación y posterior intervención en la guerra de Vietnam. Elementos todos ellos que no pasan desapercibidos para el espectador y que convierte The Bletchley Circle: San Francisco en algo más que un thriller con una base histórica; además de una perfecta muestra de lo que es el transvase cultural y lo que se ha dado en llamar «transnacionalidad». Una pequeña joya de la televisión que merece nuestra atención y admiración.

 

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