El refugio del héroe: «Tyrannosaur» y «Journeyman», el cine de Paddy Considine
Muchos son los actores que deciden aventurarse detrás de las cámaras. Las inquietudes de los intérpretes por contar historias van más allá del mero hecho de ser «la imagen» de la película adentrándose en el complejo oficio de la dirección, de la escritura y de la producción; incluso aunque ellos no aparezcan en la película. Su trabajo con distintos directores y su contacto con los diferentes departamentos les sirve para formarse y poder enfrentarse a sus propias creaciones. Es decir, «aprender y escuchar» de su entorno artístico. Así, la línea entre los roles clásicos de la industria se difuminan dando paso a que los actores/actrices formen parte del proceso creativo y de sus propias narrativas; algo que ayuda a construir una nueva mirada alejada de las convenciones normativas. En la actualidad, a directores consagrados como Clint Eastwood y Mel Gibson se le suman nombres como Angelina Jolie, Greta Gerwig o Ben Affleck – con una carrera cinematográfica avanzada – y los debutantes Bradley Cooper (A Star is Born), Olivia Wilde (Booksmart) o Maggie Gyllenhaal (quien prepara su primer film, The Lost Daughter). En este contexto se ubica el cine del actor Paddy Considine.
Nacido de Stafforshire (Inglaterra) en 1973, la formación de Patrick «Paddy» Considine se centraría en estudios de fotografía en la Universidad de Brighton y en el aprendizaje de artes escénicas. Su debut en la pantalla lo haría en los dos primeros largometrajes del director polaco Pawel Pawlikowski – reconocido director internacional de films como Ida (2013) o Cold War (2018). Considine obtendría papeles secundarios en Last Resort (2000) y My Summer of Love (2004) siendo el «roba escenas» de sus compañeros protagonistas. A pesar de que su trayectoria cinematográfica consta de papeles relegados a segundo plano, Considine es reconocido en la televisión británica por interpretar roles protagonistas en series como The Suspicions of Mr Whicher, Informer o The Outsider. Durante su carrera ha trabajado a las órdenes de directores de la talla de Michael Winterbottom, Ron Howard, Paul Greengrass y Edgar Wright. Precisamente, sería en el rodaje de una película de este último, Hot Fuzz (2007), donde conocería a Olivia Colman, una de las protagonistas de su primer cortometraje: Dog Altogether (2007).
El cortometraje Dog Altogether fue el debut detrás de las cámaras de Considine cuya historia se centra en un hombre solitario que se encuentra fortuitamente con una dependienta de una tienda en la que él entra para refugiarse de sus problemas. Así, esta premisa argumental constituye la trama de su ópera prima estrenada en 2011, Tyrannosaur– o Redención en su título en castellano – retomando a los mismos protagonistas del cortometraje ampliando su respectivos viajes individuales y la relación entre ambos. De esta manera, la película nos sitúa en el punto de vista de Joseph (Peter Mullan), un hombre huraño con severos problemas con el alcohol y de control de la ira que se topa con Hannah (Olivia Colman), una mujer que de fuertes creencias cristianas que regenta una tienda de segunda mano.
Si aquí es donde terminaba el cortometraje, la película desarrolla las motivaciones de la conducta de Joseph, mientras establece un vínculo con Hannah que le lleva a tomar decisiones acerca del peligroso rumbo de su vida. Considine realiza un crudo y sobrecogedor retrato sobre la soledad y la crueldad sistémica cuyos personajes están rodeado de una extrema violencia, independientemente del estrato social al que pertenezcan. Mientras Joseph lidia con la muerte de su esposa aislándose del resto del mundo y actuando de forma despiadada, Hannah es constantemente agredida física y emocionalmente por su marido James (Eddie Marsan). Esto último representado de una forma extremadamente cruel cuyas imágenes son realmente difíciles de olvidar – si es que el espectador logra no apartar la mirada. Una crudeza que Considine trata con absoluto respeto apoyándose en la desgarradora interpretación de Olivia Colman quien realiza, en mi opinión, el mejor trabajo de su carrera.
Asimismo, la iconografía con la que trabaja Considine en Tyrannosaur parte de su interés por enmarcar a sus héroes masculinos en un entorno de extrema soledad y tristeza situándolos al borde de su abismo personal. Un punto de partida que actúa de preludio de sus films y que dibuja a unos antihéroes trágicos que buscarán refugio en el hogar, de forma literal o figurada, a través de la representación de los personajes femeninos. Una constante que podemos apreciar en su segundo largometraje, Journeyman (2017). La historia se centra en Matty Button (interpretado por el propio Considine) un boxeador profesional que, tras un arduo combate, sufre una lesión cerebral que le altera la memoria y la funcionalidad motora. En su recuperación se ve envuelta su esposa Emma (Jodie Whittaker) quien tendrá que lidiar con la condición de su marido y con el cuidado de su hija recién nacida, Mia.
La película se desarrolla en torno a la desestructuración familiar que supone la nueva condición de Matty y los intentos de Emma por poder sobrellevar la situación. Una premisa que, aún pudiendo haber caído en el melodrama más estridente, atiende a una voluntad realista y cruda – al igual que en su predecesora, Tyrannosaur. Cada pequeña victoria/derrota de Matty también supone una situación emocionalmente compleja para Emma, quien no actúa como la sufrida esposa, sino como el apoyo incondicional que su marido necesita. En este sentido, la dureza de algunas situaciones en que Matty manifiesta su entorno violento – aunque sea como competición deportiva – de forma inconsciente, ponen los pelos de punta gracias a la multiplicidad de los puntos de vista. Así, los personajes de Jodie Whittaker y de Olivia Colman son igual de importantes que los protagonistas masculinos motivados por una compasión hacia el héroe trágico, pero sin ser complacientes ni juzgados.
Considine construye una narrativa donde se pueden sentir las emociones a flor de piel con un delicado y detallado trabajo de escritura de personajes y un trabajo actoral minucioso. Los silencios, miradas y gestos expresan mucho más que las palabras – pocas durante la película – construyendo unas interpretaciones formidables y simbióticas entre Paddy Considine y Jodie Whittaker. La violencia de las imágenes de Tyrannosaur contrastan con la melancolía del tratamiento de Journeyman, poniendo en evidencia la evolución y refinamiento del estilo de Considine como futuro cineasta.
A pesar de contar con solo dos largometrajes en su haber y con un sello autoral claramente establecido caracterizado por la exploración entornos violentos, la reformulación de los héroes trágicos, la construcción de relatos focalizado en los personajes y la crudeza de la representación de sus temáticas, Paddy Considine ha demostrado ser uno de los cineastas más prometedores del panorama independiente británico.
Amante del terror y de las series británicas. Ferviente seguidora de Yoko Taro. Graduada en cine y audiovisuales por la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC-UB). Especializada en dirección artística/diseño de producción. Máster de especialización en Estudios Literarios y Culturales (Universitat de les Illes Balears). Profesora en el grado de Comunicación Audiovisual en CESAG-Universidad de Comillas. Colaboradora en el proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Interesada en la investigación en game studies y TV studies.