Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«Mar de plástico», recap primera temporada: ojo por ojo…

Atresmedia se está reinventando y podríamos considerar si también está adaptándose por sobrevivir en la ecología de medios en la cual la las cadenas se suman a la ola transmedia (así como RTVE cumple con el aclamado El Ministerio del Tiempo). Si hace unos meses comentábamos las estrategias transmedia utilizadas en Vis a Vis, que se siguen palpando actualmente en su segunda temporada, Mar de plástico no se queda atrás y ahora sí podemos afirmar que ha sido una de sus grandes apuestas del último otoño.

Generalmente hacemos un buen balance de la primera temporada de este thriller el cual nos planteaba algunos clichés temáticos desde el inicio argumental del asesinato de una joven en una pequeña localidad (y la pretensión subyacente de representar una serie “para toda la familia”) donde se plasmaban tramas secundarias donde estaba presente el racismo, el caciquismo, un pequeño esbozo de corrupción política además de traiciones familiares y deseos de venganza y, por supuesto, historias de amor aparentemente imposibles. Más allá de éstos, debemos destacar la original puesta en escena en comparación con los productos de ficción española contemporánea y nos referimos tanto a la fotografía quemada como al marco, los campos de cultivo de Almería que actúan como la encarnación de un personaje con voz en el desarrollo de la acción.

Sin embargo, no podemos seguir este post sin retomar la pregunta más relevante a nivel argumental: ¿Quién fue el verdadero asesino de Ainhoa? Mar de plástico se compromete en saciar la sed de saber de su audiencia desde el meridiano de la temporada, señalando abiertamente al asesino del crimen de Ainhoa en los plásticos (en su impactante primera escena de toda la temporada), Juan Rueda, testaferro de Campoamargo y descubierto y anteriormente en la sombra, con más inri, como el padre biológico de la víctima. No obstante, seamos sinceros, era demasiado “fácil” hacer justicia y tener al criminal entre rejas en la mitad de la temporada por lo cual podíamos deducir que, debíamos observar y poner en tela de juicio las palabras y actuaciones del resto de potenciales responsables.

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Por ello, el desenlace del episodio final no nos defraudó (avisamos de spoilers para los que todavía no hayan terminado la primera temporada). Juan Rueda es liberado de la prisión al descubrirse que fue secuestrado por el verdadero asesino para poder cumplir con su venganza (y su particular Ojo por ojo, diente por diente…). ¿Apuestas, señores? Fernando Rueda, hijo de Juan (y fantástico Patrick Criado) fue el verdadero criminal pero todo ello está envuelto en una cierta complejidad argumental: Fernando descubrió que hace veinte años su supuesto padre transportaba camiones de inmigrantes ilegales quienes murieron todos a excepción de una madre y su hijo. Juan Rueda mató a la mujer quedándose con el bebé el cual inscribió como si fuera propio. Conociendo una verdad que estallaba en la mente de Fernando, decidió vengarse con sangre fría de Juan Rueda por haber matado a su madre biológica matando a Ainhoa, la hija ilegítima de su padre.

Mientras que la investigación policial encabezada por Héctor continúa abierta, éste secuestra al hijo de Marta (el amor “im”-posible de ésta), Nacho quien, después de una intensa persecución en coche y gracias al envío de su localización a Héctor vía whatsapp, la policía acorrala a Fernando. Nacho es ahora rehén de éste y está en disposición de dispararle con el gatillo apuntando sus sienes hasta que aparece Marta y acaba siendo detenido.

Hacia una segunda temporada: perspectivas

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Finalmente, Nacho está a salvo y Fernando supuestamente controlado pero, se nos indica un salto temporal (varios meses después…) y vemos cómo Salva, policía que forma parte del equipo de investigación dirigido por Héctor, en un paseo en bici por el campo ve el cadáver de Marta en medio de un vertedero. Un gancho (cliffhanger) en toda regla que nos deja con la boca abierta, deseosos de una segunda temporada que ya se ha confirmado. La muerte de una de las protagonistas muestra los indicios necesarios para dibujar el panorama de la segunda temporada centrado en un personaje cuya muerte supone una gran carga emocional por su papel desarrollado durante los trece episodios y por representar la pérdida del amor del protagonista Héctor. Con este material narrativo, ritmo visual y buenos índices de audiencia ¿Estáis preparados para descubrir los entresijos de este asesinato y para (intentar) curar heridas emocionales? Te esperaremos, segunda temporada.

 

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