Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Once Upon a Time in Quentin’s Mind (9): Ecos de Tarantino

Es evidente que la figura de Quentin Tarantino como artista se ha ido haciendo cada vez más grande, aclamada y poderosa. A día de hoy, el nombre de este director se ha convertido en un sinónimo de éxito asegurado. No obstante, la fama es muy difícil de alcanzar, incluso a los más grandes les cuesta, y Tarantino no es ninguna excepción.

Quentin Jerome Tarantino, nacido en Knoxville, pero criado en Los Ángeles por una madre que le transmitió su pasión por la literatura pulp y el cine, se convirtió pronto en un apasionado de la cultura pop y decidió estudiar arte dramático pagándose las clases trabajando como acomodador o como empleado en una filmoteca, donde conocería a Roger Avary (con quien escribiría el guion de Pulp Fiction) y donde se dice que ocurrió un malentendido que daría pie al título de su primera gran película cuando un cliente enfadado le dijo «no quiero ver nada de reservoir dogs» pronunciando mal el título de la película que Quentin le había sugerido ver: Au Revoir les Enfants (Louis Malle, 1987).

Durante esos primeros años, Quentin, escribiría, dirigiría y protagonizaría su primer filme: My Best firend’s birthday (1987), del que solo se conservan treinta y seis minutos de la hora y media que duraba realmente. El filme tiene momentos realmente interesantes donde vemos el origen del estilo que Tarantino ha repetido en todas sus películas y que se han convertido en todo un estilo propio: conversaciones rápidas, equívocos absurdos, comedia negra, referencias a la cultura popular, fetichismo por los pies femeninos, influencia de cine de artes marciales, y otras tantas más. Está claro que no es una gran obra, pero, como toda primera película de un director, le hizo ser más ambicioso, conocer sus errores y sus aciertos, y crear un nuevo guión que volvería a dirigir él mismo titulado The Open Road, el cual no llegaría a dirigir él mismo, sino que lo harían dos directores de renombre, dividiendo el guión en dos historias diferentes. De la primera parte del guión nacería True Romance (Tony Scott, 1993), sobre un joven cinéfilo que, locamente enamorado de una prostituta, se embarca en toda una odisea llena de violencia; cuyo resultado final dejaría a Quentin relativamente orgulloso, y de la segunda parte del guión, nacería Natural Born Killers (Oliver Stone, 1994), una violenta y surrealista road movie sobre una pareja de asesinos que son odiados por unos y vistos como héroes por otros. Una cinta detestada por Quentin.

El póster promocional de My Best Friend’s Birthday.

Pese a que ambas películas fueron estrenadas cuando Tarantino ya había logrado su fama con Reservoir Dogs (1992), su aparición, ya sea como (co)guionista o director, en otras cintas se siguió dando, y en la mayoría de ellas, ademas de aparecer su nombre por algún lugar de los títulos de crédito, lo haría también el de su gran amigo Robert Rodriguez.

Esa primera ocasión se daría en Four Rooms (1995), una película donde se relatan cuatro acontecimientos que le suceden a un botones (interpretado por Tim Roth) en el hotel donde trabaja. Cuatro acontecimientos dirigidos y escritos por cuatro directores diferentes, el primero («The Missing Ingredient») por Allison Anders, el segundo («The Wrong Man») por Alexandre Rockwell, el tercero («The Misbehavers») por Robert Rodriguez, y el cuarto («The Man from Hollywood») dirigido por Quentin Tarantino, siendo esta última historia, junto a la de Rodriguez, la más aclamada por la audiencia al tener comprimida toda la esencia del director de Pulp Fiction, quien aparece también en el sketch junto a Bruce Willis, Jennifer Beals y Paul Calderon (además de Tim Roth, por supuesto) en una surrealista, alocada y hitchcockiana historia que gira en torno a una apuesta donde entran en juego mucho alcohol, mucho dinero, un dedo y un Chevrolet Malibu de 1964.

Un fotograma de la historia «The Man from Hollywood» de Four Rooms (1995)

Un año después, Tarantino (como guionista) y Rodriguez (como director) volverían a unir fuerzas para llevar a la gran pantalla From Dusk Till Dawn: la historia de unos hermanos asesinos fugitivos (interpretados por George Clooney y Quentin Tarantino) que en su huida hacia México toman como rehenes a una familia hasta llegar al bar Titty Twister, donde serán llevados, al amanecer, a su libertad. No obstante, para conseguirla, tendrán que enfrentarse a un gran grupo de vampiros que custodian el local. La película se puede dividir perfectamente en dos partes: desde el inicio hasta la llegada al bar, donde se nota una clara influencia de Tarantino a la hora de dirigir, plasmando su estilo de cine con sus personajes criminales característicos; y desde la llegada al bar hasta el final, donde vemos puro Rodriguez y su capacidad para grabar largas peleas llenas de increíbles efectos especiales; sin embargo ambos artistas se entremezclan uniendo todos sus conocimientos del séptimo arte para crear una gran obra de culto.

La próxima vez que veríamos a este dúo trabajar mano a mano sería durante la producción de Kill Bill Vol.2 (2004), para la que Robert Rodriguez compuso varios temas de la banda sonora, cobrando la desorbitada cantidad de un dolar.  Por ese favor, Tarantino, siguiendo el quid pro quo, dirigió, por la cantidad simbólica de un dolar, una escena de Sin City (Robert Rodriguez, 2005), donde interactuan Clive Owen y Benicio del Toro dentro de un agobiante coche donde la tensión, la locura y lo irreal en la mente del protagonista van aumentando progresivamente.

Quentin Tarantino no solo ha dejado huella en la industria del cine, el mundo televisivo también ha tenido el gusto de contar con él en dos ocasiones. La primera, allá por el año 1995 en la dirección del capítulo «Motherhood» de la serie Urgencias, y, tiempo después, en el capítulo final de la quinta temporada de CSI: Las Vegas, escrito y dirigido por él, dejando caer sus ya reconocidos recursos (humor negro, planos rápidos y cortos, violencia y gore…) que aunque pudiesen gustar a los fans de su cine, no acabaron de agradar a los seguidores acérrimos de la serie, que le criticaron por cambiar los personajes a su gusto particular.

Quentin Tarantino en el rodaje del capítulo Grave Danger de CSi.

Como hemos visto, el eco de Tarantino ha llegado a toda una gran cantidad de obras en las que ha aportado en mayor o menor medida, su grano de arena, su percepción de la ficción, su estilo inigualable; y aunque parezca que el director de Knoxville se vaya a retirar pronto del mundillo, su talento como director y escritor hará acto de presencia en alguna que otra producción, pues mucho se ha hablado estos días de su propia adaptación de Star Trek e incluso de las aventuras del dúo Django/Zorro que ya adaptó en formato de cómic en su día y que podría llegar a la gran pantalla. Sea como sea, estoy seguro de que su nombre seguirá rondando por el mundo del cine por mucho tiempo.

 

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