True Detective: un viaje de Louisiana a Carcosa
Hoy en nuestro blog se estrena como colaboradora Estefanía Celi, recientemente licenciada en Periodismo por el Centro de Enseñanza Superior Alberta Giménez (CESAG) de las Islas Baleares. Cinéfila y seriéfila, como no podría ser de otra manera, nos trae una visión personal del recorrido de los personajes de la primera temporada de la aclamada serie de la HBO, True Detective. Esto es lo que nos comenta:
La historia de True Detective comienza mucho antes de que veamos a Matthew McConaughey y a Woody Harrelson entrar en escena. Ambientada en una Louisiana deprimente, dogmática y podrida hasta sus entrañas, los dos agentes se enfrentan a un caso de asesinatos rituales que nos absorbe y nos lleva de manera irrefrenable hasta el final – porque, hay que admitir, que todos nos tragamos los ocho episodios en un tiempo récord…
La semilla de tan enigmático serial puede percibirse en la novela de su creador, Nic Pizzolatto. Galveston (2010), predecesora indiscutible del guión posteriormente escrito para la HBO, sigue el rastro de las novelas negras clásicas: un libro plagado de diálogos cortantes y personajes muy conflictivos que están destruidos, literalmente, desde la primera línea.
La premisa principal de la serie viene marcada por la contraposición paradójica de los detectives Martin Hart (Woody Harrelson) y Rust Cohle (Matthew McConaughey): el primero, casado y con dos hijas, es creyente y tradicional; el segundo, solitario, obsesionado con el trabajo e incapaz de mantener relaciones sociales estables. Sin embargo, entre ellos se generará una relación profesional en la que sus respectivas formas de ser entrechocarán, haciendo del dúo un equipo plenamente funcional.
Los saltos temporales de la trama, que se desarrolla a lo largo de 17 años de las vidas de nuestros protagonistas, harán que el espectador comprenda perfectamente las decisiones y el comportamiento de ambos detectives. Veremos a un Cohle, que se acabará enamorando de la mujer de su compañero, con la que tiene una relación de amistad; a un Hart infiel teniendo aventuras; y, además, una serie de crímenes que, por supuesto, están cubiertos de una capa de sordidez.
Quizás, el elemento que más diferencia a True Detective de otros seriales del mismo tinte, son algunos presupuestos filosóficos que desarrolla. No pasa desapercibido el nihilismo protagonizado por el personaje de McConaughey ni el ambiente religioso/supersticioso que envuelve a los personajes en «su viaje de Lousiana a Carcosa», lugar al que se refiere el primer asesino capturado por la policía.
Resulta que Un habitante de Carcosa es el título de un relato de terror de Ambrose Bierce en el que el escritor plantea una reflexión sobre la tránsito de la vida a la muerte. Dice así:
<<Me senté el pie de un gran árbol para reflexionar seriamente sobre lo que más convendría hacer. Ya no tuve dudas de mi locura, pero aún guardaba cierto resquemor acerca de esta convicción. No tenía ya rastro alguno de fiebre. Más aún, experimentaba una sensación de alegría y de fuerza que me eran totalmente desconocidas, una especie de exaltación física y mental. Todos mis sentidos estaban alerta: el aire me parecía una sustancia pesada, y podía oír el silencio>>
La diferencia entre «el vivo» y «el muerto» está simplemente en la percepción, tras el fallecimiento, de una extraña fuerza que nos mantiene y que irá convirtiendo la realidad brillante y conocida en un cúmulo de destrucción y degradación: <<Entonces me di cuenta de que eran las ruinas de la antigua cuidad de Carcosa>> dirá Bierce casi al final de su relato.
El paralelismo que se establece en la serie con el relato es innegable. La referencia a la supuesta naturaleza de las cosas que se convierten en sombras de lo que antes eran, la inherente cualidad del hombre de vejarse a sí mismo y transformarse en lo que nunca ha querido ser. La pérdida de la pureza. La destrucción de la inocencia y la moral. La degradación.
Algo muy presente en los personajes de esta temporada de True Detective es precisamente su capacidad de autodestrucción. Y se ve tanto en los personajes hipotéticamente «buenos» como en los «malos» en los que aún se potencia más. Pero aún así, percibimos el intento de los protagonistas para ser mejores y superar su deshonestidad personal. Los dos detectives lucharán contra el mal y contra sí mismos, que es donde justamente reside la principal baza de complejidad que nos atrapa durante los ocho capítulos con los que Cohle y Hart nos absorben. Por un momento, somos ellos y queremos lo mismo: hacer justicia y comprender la absurda paradoja y la frágil división que se da entre el bien y el mal.
Amante del terror y de las series británicas. Ferviente seguidora de Yoko Taro. Graduada en cine y audiovisuales por la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC-UB). Especializada en dirección artística/diseño de producción. Máster de especialización en Estudios Literarios y Culturales (Universitat de les Illes Balears). Profesora en el grado de Comunicación Audiovisual en CESAG-Universidad de Comillas. Colaboradora en el proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Interesada en la investigación en game studies y TV studies.