Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Un toque de esperanza: Francisco, el padre Jorge

Lo reconozco: cogí con ganas esta película. La crítica no la ha acogido muy bien, es cierto. Pero en cuanto al contenido, confieso que yo estaba cansada de películas en las que todo cura, monja o persona religiosa salía mal parada: con defectos y cualidades negativas que iban desde las más inocentes hasta las más salvajes. En la Iglesia ha habido y hay gente así, pues somos muchos y en grandes colectivos hay de todo. Pero, por eso mismo, para ser objetivos, hay que reconocer que, entre esos «lobos» -por los que la Iglesia también ha pedido perdón públicamente-, también hay corderos, gente buena, y gente muy buena, que acoge y practica el mensaje solidario de Jesús tal y como es, no adaptándolo a sus propios intereses. Jorge Bergoglio, es una de esas buenas personas que hoy día escasean en nuestro mundo tan egoísta, cuyos interesados y manipuladores hilos neoliberales tientan tanto hacia el consumismo desorbitado, el individualismo, o el interés propio. Todo ello se refleja también de forma más o menos ficticia en nuestras pantallas -recordemos B, la película-, con ejemplos de vidas vacías, de villanos, vengadores, estafadores… ¡Uff! Insisto: tenía ganas de ver algo distinto, a alguien diferente, y mi deseo fue satisfecho en mayor profundidad sabiendo que el protagonista existe en la realidad, a la que aporta esperanza. Siguiendo con esta muestra de sinceridad, reconozco, pues, que mi comentario no es muy objetivo por lo antes expuesto, aunque trataré de señalar en mi entrada, también, algunos aspectos que pueden restar mérito a la película en otros sentidos.

Este biopic, dirigido por el argentino -nacido en Vigo- Beda Docampo Feijóo, y basado en el libro de la periodista Elisabetta Piqué, muestra partes de la vida de nuestro Papa actual -el primer papa latinoamericano de la historia-, desde su adolescencia, pasando por su arzobispado porteño, hasta llegar a su proclamación como Sumo Pontífice. En todas estas fases de su vida aparece como una persona sencilla -siempre viaja en transporte público-, cercana, con sentido del humor, dispuesto a complicarse la vida para defender los derechos de los más desfavorecidos y a ayudar y perdonar siempre a los que se encuentran hundidos por cualquier causa. Esta forma de ser –representada con mucho acierto por Dario Grandinetti, a pesar de su poco parecido físico con el Papa– no puede sino atraer poderosamente la atención de una periodista, Ana -interpretada por Silvia Abascal-, a pesar de confesarse agnóstica. En el desarrollo del argumento, a la vez que se plasma la relación de amistad entre ambos, se va mostrando el trayecto personal de Francisco.

Quien busque escenas de acción, sorprendentes giros argumentales, revelaciones ocultas sobre tramas vaticanas, o morbo por el morbo, debe buscar otra peli. A pesar de que  Francisco se refiera en ésta al Vaticano como un nido de reptiles, por ejemplo, la película se aleja de controversias y cotilleos, y su ritmo podría calificarse como tranquilo -para algunos, quizá demasiado, sin estridencias. Además, hay quienes critican la imagen idílica que se muestra de Francisco en la película. Yo creo que esto ocurre porque no estamos acostumbrados a tratar con personas tan buenas, porque conocemos a pocas así porque es difícil ser así. Pero que algo se dé con poca frecuencia no quiere decir que no exista. ¡Vivan las excepciones! ¡Vivan los puntos de luz y esperanza en los horizontes a veces tan sombríos de la vida!

 

2 thoughts on “Un toque de esperanza: Francisco, el padre Jorge

  1. Gracias, Lola, por tu reseña, equilibrada y honesta. Como tú misma señalas acerca de esta película carente de estridencias, la ausencia de escándalo al vivir (y al escribir) es un rasgo propio de la gente buena.

     

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