Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

5 razones para ver «Angels in America» (HBO, 2003)

Es cierto, lo confesamos todos los miembros de este blog: le hemos dedicado muy poco espacio a las miniseries. Esas pequeñas piezas que ahora se dan en llamar limited series, que -al menos en la teoría- tienen menos de diez capítulos y que son autoconclusivas, a lo que debemos añadir que, de manera más que frecuente, tienen su origen en obras literarias de las que son adaptaciones (como la magnífica Guerra y Paz de la BBC) o en personajes/momentos históricos que son re-creados y ficcionalizados (como es el caso de John Adams para HBO). Angels in America es una de esas obras maestras cuyo visionado resulta imprescindible por cinco razones que, sin duda, os van a convencer de ello.

1.Miniserie de HBO. Del mismo modo como sucede con la ficción serial, las miniseries de HBO van a ser consideradas por la crítica como ficciones claramente diferenciadas de las producidas por otras cadenas televisivas estadounidenses y comparables a las del gran creador de este tipo de narraciones, la BBC británica. Los motivos son básicamente tres: el primero, la elección de textos de altísima calidad narrativa protagonizada por personajes centrales en torno a los cuales se organiza todo el entramado argumental que ofrece una multiplicidad de lecturas contemporaneizadoras y habitualmente críticas (políticos, miembros de la Iglesia, personajes relevantes históricamente hablando o anónimos y marginales, mujeres trabajadoras); el segundo, íntimamente ligado al anterior, es el hecho de que HBO, desde el comienzo de su actividad en la década de los 70 y especialmente de los 80  va a tomar como modelos los trabajos realizados en Europa tanto en televisión (como la única producción televisiva de Rainer M. Fassbinder) como en el cine (especialmente el francés) totalmente diferenciados de los esquemas estadounidenses, algo que afectará esencialmente a la definición de un estilo propio; y, finalmente, el tercero, la contratación para sus producciones de cineastas relevantes como Robert Altman, Todd Haynes, Tom Hooper, Mike Nichols (en nuestro caso) o Sorrentino y actuando como productores ejecutivos nombres también relevantes del mundo de Hollywood como son Ron Howard y Tom Hanks. A ellos se unirán nombres imprescindibles del firmamento actoral como Kate Winslet, Jude Law, Paul Giamatti o Laura Linney. Aunque, sin duda, Angels in America es la miniserie que congregará al mayor número de estrellas por centímetro de metraje.

Prior (Jusgtin Kirk) recibe la vista de Belize (Jeffrey Wright)

2. La temática. Angels in America sitúa su acción en 1985, un momento en el que Ronald Reagan es el presidente de los Estados Unidos y una década en la que se da a conocer ampliamente la existencia del virus del VIH. Basada en la obra de teatro de Tony Kushner Angels in America: a Gay Fantasia on National Themes por la que se le concedió el Premio Pulitzer en 1992, la miniserie va a contar la historia de distintos personajes con una temática común, que no es otra que la aceptación de la enfermedad y la aceptación (o no) de su identidad sexual. Así,  seguiremos la trayectoria de Prior Walker (Justin Kirk) quien es abandonado por su  amante Louis (Ben Shenkman) al saber que el primero ha desarrollado la enfermedad y que solo tendrá como compañía fiel a la drag queen Belize (Jeffrey Wright); veremos cómo el abogado mormón y republicano Joe Pitt (Patrick Wilson) es incapaz de reconocer su homosexualidad manteniendo un matrimonio aparente y también carente de vida íntima que llevará a su esposa Harper (Mary-Louise Parker) al consumo masivo de antidepresivos y tranquilizantes y, finalmente, el final del todopoderoso Roy Cohn (Al Pacino) quien es capaz de contagiar la enfermedad y no reconocerla públicamente solo para mantener su imagen y su dominio sobre los demás a los que considera seres inferiores. Sin embargo, la historia va más allá al presentar a seres eminentemente solitarios y abandonados por una sociedad hipócrita e insensible ante el drama humano -en el sentido más amplio del término-  cuyo desencadenante no es médico sino la estigmatización social. Una temática que puede resultarnos un tanto desfasada en estos momentos en que apenas se habla ya del VIH pero cuyas consecuencias individuales siguen estando ahí.

3. La estructura teatral y el onirismo. La miniserie de HBO va a seguir el esquema del texto teatral dividido en dos partes y con una duración en escena de poco más de siete horas que dieron lugar a dos espectáculos estrenados respectivamente en 1991 y 1992 por el Mark Tarpe Forum en Los Angeles y más tarde de manera conjunta en 1992, además de una ópera con una duración de dos horas y media estrenada en 2004 en el Théâtre du Chatelet con la firma de Peter Eötvös.

Uno de los momentos oníricos de la serie protagonizado por Prior

Con tres capítulos para cada una de ellas, la primera lleva como título El milenio se aproxima, la segunda va a llamarse Perestroika. Mientras en la primera se desarrollarán los personajes, en la segunda asistiremos a los desenlaces personales de cada uno de ellos y su toma de conciencia y de decisiones vitales individuales, algo que no tendría nada de particular a no ser porque las historias de los protagonistas se ve matizada por la aparición de fantasmas personales algunos de ellos derivados de la enfermedad o de la ingestión de fármacos semialucinógenos (como es la magnífica escena entre un moribundo Roy y el fantasma de Ethel Rosenberg interpretado por Streep), de sueños compartidos (con una memorable escena entre Justin Kirk y Mary-Louise Parker) y de distintos ángeles pertenecientes a casi todos  los continentes (en un desdoblamiento de algunos de los actores del reparto como es el caso de Meryl Streep como ángel de Australia, Ben Shenkman como ángel de Oceanía y Jeffrey Wright como ángel de Europa) que anunciarán acontecimientos diversos aparte de manifestar su discrepancia ideológica ante los casos presentados,  de entre los que destacará el Angel de América (Emma Thompson) quien designará a Prior como nuevo profeta, un profeta homosexual, enfermo y previsiblemente abocado a la muerte. Una estructura onírica que funciona como constructora de una realidad alternativa y (sub)consciente para cada uno de los personajes y también para los espectadores.

4.Mike Nichols. Tal como hemos comentado anteriormente, uno de los sellos de identidad de las miniseries de HBO es el contar con directores de reconocido prestigio. Nadie puede negarle esa calificación a Mike Nichols, nacido en Berlín en 1931, nacionalizado estadounidense y fallecido en 2014, y uno de los grandes tras las cámaras gracias a películas como ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1966),  El Graduado (1968), Silkwood (1983), Postales desde el filo (1990), A propósito de Henry (1991), Closer (2004) o La guerra de Charlie Wilson (2007). Pero nadie puede obviar el trabajo teatral de Nichols no solo como director de escena (del que todos los actores destacan su extrema dedicación al proceso de creación del personaje y de un entorno favorable para el trabajo de interpretación) ganador de premios a lo largo de una carrera compuesta por obras de Stoppard, Beckett, Dorfman, Miller o Chejov sino de su propia experiencia sobre las tablas como actor formado en el Actor’s Studio con Lee Strasberg. Un trabajo de acompañamiento al del actor que está omnipresente en Angels in America. Porque, desengañémonos, cuando un director es capaz de ponerse en el lugar del actor y conducirlo en su creación, se nota y mucho.

Roy (Al Pacino) recibe la visita del fantasma de Ethel Rosenberg (Meryl Streep), ambos se hicieron con el Globo de Oro

5.El reparto y los premios. Al Pacino, Meryl Streep, Jeffrey Wright, Mary-Louise Parker, Patrick Wilson, Ben Shenkman y Emma Thompson van a encabezar el reparto de una miniserie en la que cada uno de ellos (menos Pacino y Wilson) van a encarnar hasta cinco personajes diferentes y con intervenciones muy distintas. Los cuatro primeros van a ganar el Globo de Oro y el Emmy como mejores actores principales y secundarios mientras sus compañeros estarán todos nominados para los mismos premios. A estos se añadirán los premios a la mejor dirección para Nichols, el mejor reparto para una miniserie, la mejor dirección de arte, el mejor maquillaje, la mejor mezcla de sonido y el mejor guión para Tony Kushner y las nominaciones para el mejor diseño de títulos de crédito y los mejores efectos especiales.

En conclusión: Una miniserie de lujo. 

 

 

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