Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

5 razones para ver «The Prisoner» (AMC, 2009)

Entre el 15 y el 17 de noviembre de 2009 se emitía en la cadena AMC la miniserie de ciencia-ficción The Prisoner. Siendo una coproducción entre el canal estadounidense y la cadena británica iTV, la serie estará creada y dirigida por Nick Hurran y escrita por la mano de Bill Gallagher. Hoy os damos nuestras cinco razones para verla:

1. Un reboot de los años 60. La miniserie será planteada como un reboot de la producción antológica de 1967 con el mismo nombre ideada y llevada a cabo por el polifacético actor británico Patrick McGoohan. La serie original está considerada como uno de los grandes referentes narrativos y estéticos de la ciencia-ficción, tanto por su influencia psicodélica y surrealista de la época como por su contenido crítico al sistema. Así, The Prisoner de 2009 seguirá la misma premisa que su predecesora: un hombre (Jim Caviezel) despierta inconsciente en una remota ciudad sin saber quién es ni cómo ha llegado hasta allí. Pronto descubrirá que se encuentra en «The Village» y que sus habitantes serán denominados por un número;  a él le corresponderá el número «6». La ciudad, construida como una gran utopía, estará liderada por el alto cargo número «2» (Ian McKellen)  que intentará convencer al «recién llegado» para que se quede en el lugar. Así, con la indispensable ayuda de la doctora «313» (Ruth Wilson), 6 decidirá buscar una salida de «The Village». Una reinvención de The Prisoner original con unas premisas readaptadas a la contemporaneidad del momento de su emisión.

James Caviezel y Ruth Wilson como 6 y 313, respectivamente.
Jim Caviezel y Ruth Wilson como 6 y 313, respectivamente.

2. Una temática post 11-S. En este sentido, mientras la serie original focalizaba su discurso en el contexto de la Guerra Fría, la miniserie se enmarcará dentro de las narrativas que desarrollarán una temática surgida a partir de las políticas de la administración Bush y los ataques al World Trade Center del 11-S. Así, en la serie se referirán asuntos como la construcción de una sociedad conspiranóica dentro de la cultura de la videovigilancia, las tecnologías y el data mining; el hombre en crisis y la pérdida de la identidad o la fina línea entre la realidad y el subconsciente. Unas temáticas que ahora no nos resultan ajenas y que se ven reflejadas en producciones posteriores como Black Mirror o Person of Interest.

3. La narración fragmentada. Con una duración de seis episodios, la estructura narrativa de The Prisoner seguirá una forma laberíntica con saltos espacio-temporales muy abruptos que harán que el espectador tenga que reconstruir sus piezas a medida que la acción avanza. Por supuesto, estas piezas solo cobrarán sentido al concluir la serie. Por tanto, se requerirá una cierta paciencia por parte del público quien en su momento reivindicó la falta de comprensión de ciertos aspectos argumentales. Estas formas narrativas denominadas mind-game, que ahora empiezan a integrarse de una manera más habitual en las ficciones contemporáneas – una de las más reconocidas y sonadas en emisión es la de Westworld – comenzaban a utilizarse en la televisión en la época de estreno de la miniserie. Una narrativa que, posiblemente, resultó un tanto confusa para el espectador de 2009; pero que ahora gozaría, sin duda, de una mayor aceptación.

La concepción utópica de The Village tendrá una estética diferente a la que estamos acostumbrados
La utopía de «The Village» tendrá una estética diferente a la que estamos acostumbrados

4. La (anti)estética utópica. En las últimas décadas estamos asistiendo a la recuperación de las temáticas distópicas en la ficción contemporánea que irán de los entornos postapocalípticos a las sociedades puramente tecnológicas pasando por la aparición de futuros utópicos. Así, como ya hemos comentado anteriormente, la serie girará en torno a la construcción de una sociedad utópica bajo la elaboración de esta ciudad llamada «The Village», concebida como el modelo de vida perfecto. Al menos, para sus habitantes. Sin embargo, The Prisoner jugará con romper la idea preconcebida de lo que debería ser este tipo de sociedades huyendo de los barrios residenciales coloridos con el césped sano y bien cortado y  una fuerte interacción vecinal. Rodada en Namibia, «The Village» se presentará como una urbe árida y terrosa, llena de casas prefabricadas idénticas (aunque tengan una apariencia lujosa) y rodeada de montañas de polvo y arena. Un entorno desértico que sugiere un concepto de anti-clima utópico donde el calor y la sequedad refuerzan la idea de aislamiento (y de la oportunidad de ser rescatado) y, que en consecuencia, crean una estética anti-utópica que funciona de maravilla con la tesis que se propone. En este sentido, la serie podría ir de la mano con la sitcom The Good Place, que plantea la crítica a la utopía desde una perspectiva estética más prototípica. El montaje sugerente y la banda sonora de Rupert Gregson-Williams harán el resto.

5. El reparto. Finalmente, uno de los alicientes más llamativos de la serie es su elenco. Muchos de ellos casi desconocidos para el público mayoritario de entonces (sin contar la aparición de Sir Ian McKellen como estrella reconocible y quien dará vida a un líder 2 muy shakespeariano), dentro del reparto se encuentran nombres como Jim Caviezel, John Reese en Person of Interest y protagonista de La Pasión de Cristo de Mel Gibson; Ruth Wilson, actriz británica protagonista femenina de series como Luther y The Affair; un joven Jamie Campbell Bowes como 11-12; Lennie James de The Walking Dead como 147; y la aparición de Hayley Atwell, secundaria de lujo en la gran pantalla y Peggy Carter en la pequeña, como Lucy.

 

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