Buenas noticias
Cuando la gran dama de la comedia irreverente norteamericana Tina Fey decide embarcarse en un nuevo proyecto, podemos tener la casi total seguridad de que son buenas noticias. En el caso que me ocupa hoy, esta presuposición llega incluso al título de su propuesta: Great News, una comedia de situación que Fey coproduce para NBC y que está en antena desde abril de este año. A punto de terminar la primera temporada en Estados Unidos, la serie está disponible en España a través de algunos distribuidores de televisión por cable, si bien no sigue el ritmo de emisión del país de origen (por aquí andamos apenas por el cuarto episodio).
Los cómplices de Fey en Great News no lo son por primera vez; ya nos tienen acostumbradas a su humor gamberro y a los riesgos que asumen como productores, creadores o actores. Robert Carlock fue showrunner de la celebrada 30 Rock (NBC 2006-2013), que creó y protagonizó Fey basándose en sus propias experiencias. David Miner también estuvo implicado en ese éxito, así como en la alocada y feminista Unbreakable Kimmy Schmidt (Netflix 2015- ). Y la última coproductora de Fey en esta sitcom, Tracey Wigfield, se llevó un Emmy por 30 Rock en 2013, y además es la creadora de Great News y tiene un papel en ella como actriz: Beth Vierk –no una de las protagonistas, pero sí un personaje recurrente.
La premisa de la comedia es la siguiente: Katie Wendelson (Briga Heelan), una joven periodista que está tratando de hacerse un hueco en el programa de noticias para el que trabaja, se encuentra con que su madre, Carol (Andrea Martin), es aceptada como becaria y ambas van a compartir su jornada laboral. Después del susto inicial y de tratar de conseguir que la despidan en su primer día, Katie comienza a debatirse entre volverse loca por la presencia constante de su progenitora o aprovechar su sabiduría práctica y algo anticuada para medrar en su profesión.
Como han hecho en otras ocasiones, los productores/as presentan aquí una serie con multitud de guiños auto-referenciales: Great News es una comedia sobre la televisión, y el mundillo visto por dentro no sale demasiado bien parado, como corresponde al tipo de humor salvaje que la “Escuela Fey” suele cultivar. Hay bromas sobre la manipulación de los medios, sobre el concepto de lo noticiable en la era del espectáculo, sobre los prejuicios en la industria (sexismo, homofobia, rechazo a las personas mayores, preocupación por el físico sobre todo lo demás), sobre la competición entre personas –y muy especialmente entre mujeres– por el primer plano, etc. El estilo visual recuerda a otros trabajos de este equipo, como lo hacen también el ritmo rápido y los guiones frescos y alejados de la corrección política (aunque no tanto como otros productos de su misma firma). La mano de Fey es visible en texto e imagen, y la propia Heelan promete como cómica en la línea de la maestra y de otras reinas de la comedia actual tocadas, como aquella, por la varita mágica de Saturday Night Live: la ganadora de un Emmy y un Globo de Oro Amy Poehler o la algo más veterana y premiadísima Julia Louis-Dreyfus.
Mención aparte merece la figura de Carol, esa madre hiper-protectora que sigue a su hija cuando ésta va a cubrir la huida de un oso del zoo de Central Park, que repasa su pelo y su ropa como si fuera una niña camino de su función de fin de curso y que habla de ella con sus colegas como si nunca hubiera crecido. Carol tiene ecos de la inefable madre de Bridget Jones en las películas protagonizadas por Renée Zellweger (papel que bordó la británica Gemma Jones), y ello nos mueve a la risa cada vez que abre la boca. Sin embargo, muy en vena con el feminismo declarado de Tina Fey y sus colegas, la madre de Katie también muestra signos de una ambición poco habitual en personajes televisivos de su edad, especialmente en la comedia. En el arranque de su labor como becaria, le confiesa a su hija que, con el nido vacío y junto a un marido que no la estimula en ningún sentido (el personaje es apenas una sombra que entra o sale de las escenas sin participar), quiere seguir su sueño, que no es otro que ser como Katie, a la que no solo quiere hasta el ahogo, sino que también admira por su valentía y su capacidad de trabajo. El término s-mother solo empieza a describir a la insistente Carol, y es cierto que ese rasgo domina en ella, pero la complicidad madre-hija y la intensidad de una relación en la que se cuidan y enseñan cosas mutuamente –a veces a su pesar– no puede perderse de vista. Las cosas, aunque Great News sea una sitcom, no siempre son tan simples como parecen. Habrá que seguir atentas a las noticias.