Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«El joven Sheldon»: reseña del episodio 2, temporada 3

En el comentario del episodio anterior, el primero de la tercera temporada, hacía referencia a algunas similitudes y diferencias existentes entre El joven Sheldon y su serie predecesora de manera sucinta. En esa línea de contenido, y pasando al comentario del episodio segundo de la citada temporada (titulado “A Broom Closet & Satan’s Monopoly Board”), podemos señalar como similitud entre ambas la actitud intelectual y asocial del protagonista, que es lo que constituye la piedra angular de ambas series, por el juego que da su peculiar comportamiento para construir diversas tramas que suelen desembocar en el humor (como comedias que son). Así, comienza de una manera que podría resultar inusual hasta que conocemos el motivo que se esconde detrás de lo que ocurre -y no por lo que parece sugerir su título sobre brujas (por la escoba) o el demonio. Lo que ocurre es que se muestra a la profesora pasando lista en clase y, sorprendentemente, en el aula se encuentra George, pero no Sheldon (recordemos que, dado el nivel intelectual del pequeño, comparte clase con su hermano mayor), cuando hubiésemos encontrado más natural justo la situación opuesta. Pero claro, la siguiente secuencia muestra cómo el pequeño no es que hubiese hecho novillos para disfrutar del aire libre o ver la tele o para realizar alguna actividad propia de alguien más gamberrete o irresponsable, sino que es finalmente descubierto en un escobero escondido de la biblioteca donde ha montado su propio lugar de estudio (que daría claustrofobia a cualquiera), donde se muestra muy a gusto y reconoce aprender por sí mismo (con los libros adecuados, entre los que se muestra Guerra y Paz de Tolstoi) mucho más que en las clases del instituto.

Esta “desaparición” de Sheldon da lugar a un tema con el que se pueden sentir identificados muchos espectadores padres (como ocurre en la película Padre no hay más que uno) y es el debate sobre quién debe encargarse de los hijos (especialmente cuando surge un problema) y sobre qué puede considerarse “trabajo” (si solo depende de que esté remunerado o no). Concretando: ocurre que George, el padre del pequeño, trata de sacarlo de su refugio intelectual sin mucho éxito, de tal forma que se le echa encima la hora de ir al entrenamiento del que es responsable. De ahí que pida a Mary (madre de Sheldon), que se encuentra ayudando en la parroquia, que se encargue del hijo que ambos comparten, ya que él tiene que “trabajar”. Esta respuesta enfada soberanamente a la madre, que ve en ella la poca importancia que su marido otorga a lo que ella hace. Tras varias escenas en las que se muestra el malestar existente entre ellos, al final, siguiendo los consejos de un amigo, George se pone manos a la obra para tratar de mejorar su relación con Mary, pidiéndole una cita en las que ambos terminan resolviendo sus diferencias, disfrutando de la velada e incluso riéndose a carcajadas.

Para quien siga la serie, no resultará extraño comprobar cómo al final quien realmente entiende mejor a Sheldon, a pesar de parecer el personaje más diferente a él, es precisamente su excéntrica abuela, Meemaw. Ella se da cuenta de que Sheldon echa de menos asistir a clases de más nivel a las que su querido Profesor Sturgis le permitía asistir en la universidad donde trabajaba antes de estar de baja. Así, pues, a pesar de que no le apetece mucho pedir el favor a uno de sus amigos que también le tira los tejos, hace ese esfuerzo por su nieto y consigue que le admita en sus clases. Tampoco nos sorprenderá que Sheldon ponga entre las cuerdas también a este eminente profesor por su sabiduría y ganas de contrastar información con alguien que está a su nivel intelectual (o casi, pues siempre demuestra superarlo, para desesperación del profesor).

En la subtrama de este episodio vemos al reverendo, que se ha enamorado de una rubia que le vuelve loco, pero con la que no quiere tener relaciones hasta después del matrimonio por sus ideas religiosas. Mary le ayuda a, por una parte, mantenerse fuerte y, por otra, afianzar su relación con esta buena mujer. Pero, por más que nos pueda sorprender, será Missy, la traviesa hermana pequeña de Sheldon, quien, sin ella saberlo siquiera, más ayudará al reverendo en su posición y quien dará lugar a la proposición de matrimonio… Ahí lo dejo: vedla y veréis cómo ocurre.

 

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