Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

El thriller gótico se traslada a Nueva York, «The Alienist» (2018)

El pasado 19 de abril se estrenaba en Netflix la serie The Alienist que disponía de un trailer promocional más que prometedor. Y el trailer hacía justicia a una serie que, además de ser un thriller psicológico, es un thriller gótico que abandona su espacio «natural» de Londres para trasladarse a la ciudad de Nueva York en una fecha muy precisa, 1896.

La serie sigue una premisa esencial expuesta ya al final de los títulos de crédito, extraidas directamente del libro de Caleb Carr del que es una adaptación, y que tanto nos recuerdan a las ya icónicas frases de una de nuestras series-fetiche, Law & Order: SVU. Si en la serie de Dick Wolff se nos explicita la existencia de crímenes sórdidos sexuales investigados por una unidad específica, la producción de Netflix nos informa también de la existencia de una o varias personas que se dedican al estudio de las perversiones mentales y que reciben el nombre de «alienist(s)». Pues bien, el argumento de esta primera temporada se dedicará justamente a eso, a la investigación (detección y explicación científica) de las mentes perturbadas que se esconden tras una serie de crímenes más que salvajes y retorcidos que tendrán como víctimas a chicos jóvenes que se dedican a la prostitución en la mayoría de los casos (boy-whores) y que han sido brutalmente asesinados y desmembrados.

El dr. Kreizler y Sara Howard en una de sus sesiones de trabajo

Los protagonistas de la investigación se agruparán en torno a una figura central, la del doctor Laszlo Kreizler (Daniel Brühl) que trabaja en un centro de menores aparentemente problemáticos o con hipotéticos trastornos de personalidad y cuyos conocimientos aplicará a sus investigaciones habitualmente parapoliciales. A su alrededor girarán el ilustrador gráfico y miembro de la clase social adinerada de Nueva York John Moore (Luke Evans) que se encargará de dibujar al milímetro las posiciones y detalles de los cuerpos de las víctimas; Sara Howard (Dakota Fanning), primera mujer incorporada al cuerpo de policía de la ciudad como secretaria del comisionado Theodore Roosevelt (Brian Gherarty); y, finalmente, los hermanos Isaacson, Marcus (Douglas Smith) y Lucius (Matthew Shear), que empiezan a incorporar elementos de medicina forense en la investigación criminal. Hasta aquí, nada nuevo. Es más, su planteamiento será prácticamente semejante —aunque con pequeñas variaciones— al que hemos visto recientemente en la más que magnífica y desconcertante Mindhunter.

Hasta aquí, como hemos dicho, nada nuevo. Como tampoco lo será el hecho de que este escuadrón científico chocará de lleno con los retrógrados métodos de la policía  encabezada por el capitán Connor (David Wilmot) quien además se mostrará como un policía corrupto. Y como tampoco lo será el tener alianzas internas en el cuerpo, una alianza personificada en Theodore Roosevelt, quien fuera presidente de los Estados Unidos y que, las fechas en que se desarrolla la acción, ya había formado su Movimiento Progresista dedicado, entre otras cosas,  a la «limpieza» de la corrupción policial.

John Moore con uno de los boy-whore
John Moore con uno de los boy-whores

Sin embargo, el seguimiento de los clichés del género no hacen que The Alienist sea menos interesante. La serie va a tener la habilidad suficiente como para interesarnos por otros aspectos que también se encuentran en la novela de 1994: un desarrollo gradual de unos personajes tortuosos que la acción va describiendo paulatinamente y con un ritmo extraordinariamente mesurado; y  una estética gótica —en la que participa como director de alguno de sus episodios el español Paco Cabezas—  extremadamente turbia que remite conceptualmente a las historias más sangrientas con Londres como marco. En este sentido, parece como si la serie siguiera la fórmula de encuentro entre Mindunter y Penny Dreadful.

Y es que cuesta recordar que la acción se desarrolla en Nueva York. De hecho, The Alienist nos sitúa en una Nueva York eminentemente victoriana, un aspecto remarcado por la fotografía realizada por directores irlandeses y británicos —como P.J. Dillon o Larry Smith entre cuyos trabajos destacan Game of Thrones o Black Sails—  y por la banda sonora de Rupert Gregson-Williams. Así, frente a una imagen en mayor o menor grado idílica de la ciudad y de toda la zona este de los Estados Unidos que nos ofrecen  series y películas, The Alienist presentará un entorno industrial abigarrado, un entorno cambiante en cada uno de sus barrios en los que transitaremos de lo más sofisticado, elegante y moderno a lo más sórdido y tenebroso. Todo ello prácticamente en el mismo plano. Una ciudad de contrastes extremos que también se mostrarán políticamente en la incorporación en parte de su argumento de la efervescencia del socialismo en el país y de la lucha obrera o las reivindicaciones sufragistas; un aspecto que tendrá su complemento en la constatación del rechazo sistemático a inmigrantes —aunque estén perfectamente asentados, como es el caso de la comunidad judía— y, finalmente, a la visualización de la extrema pobreza social que solo encuentra como única salida la prostitución. Un panorama que rompe estrepitosamente con la imagen de los Estados Unidos como lugar donde se cumplen los «sueños dorados» y que acercará a The Alienist a un fresco casi dickensiano. 

Los hermanos Isaacson aplicarán «nuevas» técnicas forenses

Todo un cambio conceptual que, desde nuestro punto de vista, es el valor añadido de la serie y que tan bien se refleja en los títulos de crédito de The Alienist. Una muestra de ello es la imagen que encabeza este post. Desgraciadamente, los ratings de audiencia no han sido buenos  y en estos momentos la continuidad de la serie no está asegurada. Tampoco creemos que sea absolutamente imprescindible una renovación  para una serie que, en definitiva, es antológica; pero, si así fuera, la segunda temporada sería más que bienvenida.

 

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