El thriller inesperadamente entretenido de Olivia Wilde: «No te preocupes, querida»
La mala publicidad, sigue siendo publicidad, y a Olivia Wilde le ha ido de perlas para la promoción de su nueva (y polémica) película No te preocupes querida. Sinceramente, jamas me esperaba que la película me sorprendiera y me entretuviera al mismo tiempo, pero viniendo de Olivia Wilde, cuya opera prima en la dirección fue Super empollonas (2019), no me extraña. Aviso de que este artículo contiene spoilers.
Esta vez, Wilde ha optado por thriller con tintes futuristas aunque con pistas de filmes que ya se habían visto antes, que obviamente ha cogido como referencia, ya sea Origen (Christopher Nolan, 2010), El Show de Truman (Peter Weir, 1998)o La Isla (Michael Bay, 2005). En una de las centenares entrevistas que ha dado, Wilde ha manifestado que hacer películas malas durante toda su vida ha hecho que sea capaz de hacer películas de calidad. Y, sinceramente no le falta razón: con su primera obra, a mi parecer la mejor comedia de 2019, triunfó mucho y el público pudo ver que se le puede dar mejor estar detrás de la cámara. Ahora, con esta segunda película, esta vez un drama distópico, se instaura como una nueva directora consagrada, y una carrera como cineasta que promete más que como actriz.
Pero hablando de la película, me sorprendió desde el primer momento, ya que también encuentro que es un largometraje muy diferente de su primero. En este se cuida la estética desde el primer fotograma siendo muy elegante, con unas secuencias de planos que, a momentos, dan la esencia creepy que mantiene durante toda la película. Además hay algo de lo siniestro a lo largo del film: la repetición de planos, el hecho de que hay algo escondido que tiene que salir a la luz y que el espectador no sabe e incluso tanta perfección. El filme va in crescendo, con un ritmo muy bueno y el cliffhanger muy bien marcado, con una actuación de Harry Styles más bien pésima. Cuenta la historia de un barrio en los años 50 en el que las mujeres son amas de casa y los hombres van a trabajar para mantenerlas y todo parece normal hasta que una de las vecinas empieza a decir que nadie tendría que estar allí, y aquí nuestra protagonista cobra relevancia.
La actuación de Florence Pugh (Alice) es muy buena, aunque no sea muy fan suya he de reconocerlo, aunque las del resto del elenco son bastante mediocres, incluso la de la propia directora. El film recibió una ovación de 4 minutos en el pasado Festival de Venecia, algo escueto en comparación con largometrajes con las que compartió cartelera, como Blonde, aunque creo que es infinitamente mejor la cinta de Wilde. Aunque la corta ovación también puede ser que tenga relación con la polémica que ha rodeado la película desde hace meses: el romance de la directora con Harry Styles y la disputa que tuvo con Florence Pugh en el rodaje, la salida de Shia LaBeouf del proyecto para que Pugh se sintiera más segura, la ausencia de la actriz principal en la rueda de prensa, el supuesto escupitajo de Styles a Chris Pine en la proyección de la película… mejora por momentos.
La película es una gran paradoja del mundo de hoy en día, evadirse del mundo real, para proporcionar una supuesta imagen de éxito en todo momento (robo esta frase de American Beauty) y vivir una supuesta felicidad, mostrar al mundo una imagen totalmente distorsionada de la realidad. La protagonista se encuentra viviendo en un mundo virtual, introducida por su pareja, Jack, en el que ella sirve a su marido y viven en una aparente felicidad; ya que la comunidad se vende como un barrio residencial privilegiado en el que los hombres hacen un aparente cambio en el mundo. Todo es mentira. Jack, un desempleado adicto a internet, mete a su novia Alice, una enfermera, en este mundo porque dice que no eran felices con la vida que tenían. Hoy en día, hay mucha gente que se evade de la vida real en las redes sociales como Instagram o Tik Tok, enseñando una imagen de ellos mismos totalmente incierta, pero nuestra protagonista intenta escapar de todo eso y vivir una vida normal.
En definitiva la película (para mí), aunque no para la crítica, funciona muy bien y es entretenida, haciendo que el espectador no se harte de mirarla. No creo que sea una película premiada en la temporada de premios, aunque seguramente esté nominada, pero no es el estilo más fiel de la Academia. Es una película que recomiendo bastante y creo que está teniendo bastante acogida, pero también creo que el público medio que ha ido a verla son fans de Harry Styles y ahora entiendo porque Christopher Nolan no le dejó decir ni una palabra en Dunkerque (2017), sinceramente sus actuaciones no valen un duro. Y, como tienen que hacer todos los cantantes cuando salen en películas, tuvo que cantar un poquito porque sino es como si les faltara el aire. Bravo, Olivia Wilde.
Graduada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Pontificia de Comillas y actualmente trabajando en el departamento de producción del programa 5 Dies que se emite en IB3; además, una de las locutoras de un podcast de cine llamado La Belleza del cine que comparto con mi hermana y que está disponible en Spotify.
