Retrospectiva Doctor Who (I): la era Russel T Davies con Christopher Eccleston (T1, 2005)
60 años desde su primer episodio, la ficción televisiva británica por excelencia, Doctor Who, celebra el aniversario este noviembre de 2023 con tres especiales. Para preparar su llegada y, con ello, una nueva era para la serie, desde Rirca nos embarcamos en una retrospectiva dividida en cinco partes a lo largo de cinco meses. Todas ellas se dirigirán tanto a whovians que esperan con ansias los nuevos episodios como a espectadores aún por sumergirse en el mundo de Doctor Who. Para organizar la retrospectiva, abordaremos sus eras principales basándonos en los distintos showrunners y Doctores que han protagonizado cada época de la serie, comenzando en 2005 con los dos grandes representantes: Russel T Davies y Christopher Eccleston.
La premisa de Doctor Who es una de las más conocidas de la historia de la televisión por su extenso recorrido: el Doctor, un alienígena humanoide milenario, recorre el pasado, presente y futuro del universo a bordo de su TARDIS (acrónimo de «Time And Relative Dimension(s) In Space»), una nave espacial con forma de cabina policial inglesa. Viaja siempre con un acompañante, mayormente de género femenino, cuyos vínculos con la Tierra convierten la serie en, muchas veces, un drama humano. Para solucionar el problema de vejez y contratos de los actores, el Doctor tiene una habilidad especial: la regeneración. Cuando el Doctor recibe un golpe mortal, su cuerpo cambia de forma para amoldarse al nuevo actor escogido para el personaje.
A pesar de las astutas técnicas de productoras y showrunners por mantener la serie activa, en 1989, Doctor Who comenzaría una racha de más de una década sin episodios (los llamados «Wilderness Years»), en que tan solo una película de 1996 continuaría la historia. El Doctor Who que conocemos hoy en día comienza, para muchos, en 2005. La «Revived Era» o «Era Revitalizada» lleva activa más de quince años y se mantiene al pie del cañón en la ficción televisiva actual.
Esta primera parte de la retrospectiva nos devuelve a 2005, donde serían dos los responsables de llevar la serie al estrellato de nuevo: el showrunner Russel T Davies y el actor Christopher Eccleston. Ambos fueron los encargados del lavado de cara de un programa que ya no tenía cabida en pleno siglo XXI: la ciencia ficción barata, mayormente basada en su guion y con unas formas dirigidas a un nicho específico, era un remanente de los ochenta y noventa. Para triunfar, Doctor Who debía adaptarse a los nuevos tiempos. Una secuencia inicial que recuerda a principios de los 2000, efectos visuales revitalizados y un ritmo veloz (uno o dos episodios dedicados a cada historia en contraposición a los cuatro o más que requerían las antiguas temporadas) calaron tanto en viejos como nuevos espectadores. La energía de Eccleston como Noveno Doctor cautivó a muchos; si bien su contrato se limitó a una temporada por problemas durante el rodaje, los nuevos whovians recuerdan con cariño al Doctor que serviría de puerta de entrada a la nueva era de la serie.
Durante la Era Eccleston, Doctor Who presentó a la primera acompañante de la Era Revivida: Rose Tyler, interpretada por la famosa cantante Billie Piper. Este paso del mundo de la música a la interpretación supuso una gran diferencia entre su actuación y la del ya experimentado Eccleston. Con todo, los matices emocionales que insufló Billie Piper en Rose supusieron toda una declaración de intenciones: Piper prometía como actriz, y en años posteriores iría demostrando este hecho con soltura. Su personaje, Rose Tyler, sería en esta primera temporada una joven enérgica, nacida en una familia corriente en Londres, pero deseosa de alejarse de su vida anodina viajando por el espaciotiempo junto con el Doctor. La relación de entre ambos sería complementaria: la energía de Eccleston, siempre pasional y divertida, sacaría la parte más dicharachera de Rose. Esta, por su parte, serviría de apoyo emocional para el Doctor, ahora traumatizado por la guerra que provocó el genocidio de toda su raza (los gallifreyanos Time Lords). Cuando el Doctor perdía el control y abusaba de su poder o lo empleaba para hacer el mal, Rose debía recordarle cuál era la senda correcta. Humano y alienígena funcionaban en simbiosis.
La primera temporada y, prácticamente, toda la serie de esta Era Revivida debe su éxito a los tres pilares fundamentales que complementan al reparto principal: los directores, los guionistas y el compositor Murray Gold, del que hablaremos en las próximas partes de esta retrospectiva. En la primera temporada comenzó a proliferar la dirección del galés Euros Lyn, un recurrente durante la época de Russel T Davies como showrunner. Destacaría también Jon Aeharne, que únicamente llegó a dirigir para la serie «Dalek» (T1, E6), un episodio recordado por muchos. Por otra parte, en el apartado guionístico, si excluimos a Mark Gatiss por un trabajo pasable en «The Unquiet Dead» (T1, E3) y a Robert Shearman por su única pero brillante aportación en «Dalek», tres nombres resonarían para temporadas posteriores: Paul Cornell, que volvería para la tercera temporada, Steven Moffat (posterior showrunner de Doctor Who y de Sherlock) y el propio Russel T Davies. La combinación Moffat-Davies llevaría a algunos de los episodios más destacables de la serie en posteriores temporadas, y ya con esta primera se entrevió la solidez narrativa del primero con el díptico o serial «The Empty Child» / «The Doctor Dances» (T1, E9-10).
Una de las principales razones de la cohesión en la historia de Doctor Who se encuentra en la implicación de los showrunners en los guiones. Más de la mitad de estos en la primera temporada corrieron al cargo de Russel T Davies, que inició la tendencia de establecer una línea argumental concreta como trasfondo de cada temporada, colocando ligeros set-ups a lo largo de los episodios y culminando la temporada con un gran pay-off de todas las pistas repartidas. En manos de Davies, los guiones mezclaron conceptos interesantes de ciencia ficción y aventuras espaciales con un foco absoluto en los arcos de personaje, siempre con las emociones por delante y sin olvidarse del humor. Aunque la serie en ocasiones padeciera un presupuesto algo bajo para sus efectos especiales, los guiones de Davies y sus compañeros se sobrepusieron a problemas de producción para entregar unas historias emocionalmente intensas. En el espacio también había lugar para el drama humano.
Esta primera temporada de Doctor Who no destaca en el panorama actual de la serie por contener los capítulos más brillantes. Davies todavía estaba tanteando el terreno para enganchar a viejos y nuevos espectadores a la Era Revivida, de ahí que posteriores temporadas superaran a esta primera por muchos frentes. Sin embargo, supone toda una pieza monumental para el recorrido de la serie. Al fin y al cabo, estableció la línea narrativa a seguir: primero, una mezcla de aventuras episódicas sin relevancia en el arco argumental de la temporada (el olvidable «The Long Game» [T1, E7], con cierto desaprovechamiento de Simon Pegg) y capítulos densos en trama principal («Dalek», «Bad Wolf» / «The Parting of the Ways» [T1, E12-13]). Segundo, las narrativas basadas en personajes históricos o eventos pasados de la Tierra donde una raza alienígena invade la normalidad del planeta («The Unquiet Dead», con el veterano Simon Callow repitiendo su tan conocido rol como un fabuloso Charles Dickens). Tercero, los episodios que afectan al estado presente de la Tierra para crear su propia ucronía («Aliens of London» / «World War Three» [T1, E4-5], con la introducción de los extrañamente escatológicos Slitheen). Y, finalmente, episodios que construyen sobre otros anteriores para ampliar personajes, especies o conflictos («Boom Town» [T1, E11] y la unión entre «Rose» [T1, E1] y «Father’s Day» [T1, E8]).
Como hoja de ruta para el resto de la serie, algunos de los episodios de esta primera temporada suponen una mezcla simétrica entre aventuras espaciales episódicas y trama principal. Es el caso de «The End of the World» (T1, E2) con la primera aparición de Cassandra, último resquicio del ser humano en el futuro lejano, y el primer atisbo de la profunda relación simbiótica de Rose y el Doctor. También entra en esta categoría el ya mencionado «Dalek», que recupera a la especie alienígena más conocida de Doctor Who a grito de «Exterminate!» y explora la ira incontrolable del Doctor como veterano de guerra. Finalmente, el referido serial de Moffat «The Empty Child» / «The Doctor Dances» sirve de presentación para Jack Harness, un viajero temporal humano, considerado como una de las mejores representaciones LGBTQ+ de una serie que siempre lleva por bandera la valorización de minorías. La semana que viene profundizaremos en su personaje con motivo de nuestro ciclo LGBTQ+.
La primera temporada de la Era Revivida de Doctor Who, la Era Eccleston bajo la pluma de Russel T Davies como showrunner, es un hito de la historia televisiva por méritos propios. Recuperó al Doctor con un lavado de cara para nuevas generaciones, introdujo numerosas tramas para serialización posterior (como la familia Tyler o Mickey, el novio de Rose) y forjó un nuevo camino narrativo para, poco a poco, ir ganándose al público con las subsiguientes iteraciones de Doctor Who. La explosión del fandom todavía estaría por llegar, pero Davies ya había logrado dar el primer paso: mantener a los telespectadores enganchados y expectantes de las nuevas aventuras del Doctor. Estas, no obstante, llegarían con un nuevo rostro, aquel que definiría para la posteridad Doctor Who: el encantador escocés David Tennant.
Graduado en Lengua y Literatura Españolas por la Universidad de las Islas Baleares (UIB). Titulado en el Máster en Lenguas y Literaturas Modernas (Estudios Culturales y de Género) y el Máster de Formación de Profesorado, ambos en la misma UIB. Apasionado por la cultura y yokotarado de corazón, salgo en busca de esas obras que remueven una parte de mi interior. Sea literatura, videojuegos, películas o series, todo puede ser un diálogo si se encuentra el verbo adecuado.