Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Un stationendrama más allá del thriller: «Mare of Easttown» (HBO, 2021)

El 18 de abril de 2021 la cadena HBO estrenaba la miniserie Mare of Easttown, creada por Brad Ingelsby y dirigida en su totalidad por Craig Zobel —responsable, entre otros trabajos, de las películas Z for Zachariah (2015) y The Hunt (2020) y de algunos capítulos de las series The Leftovers (HBO, 2015), American Gods (Starz, 2017-2021) y del magnífico episodio «Akane no Mai» de la segunda temporada de  Westworld (HBO, 2018). La miniserie de siete capítulos ubica al espectador en Easttown, Pennsilvania, donde la detective Mare Sheenan (Kate Winslet) debe investigar el asesinato de la joven Erin McMenamin (Cailee Spaeny), una muerte que reaviva el caso no resuelto por la policía —con Mare a la cabeza— de la joven Katie Bailey. Esta premisa inicial cataloga la miniserie como de thriller y también presupone el seguimiento y/o combinación de modelos previos en los que la acción se sitúa en lugares más o menos poblados que resultan ser los contenedores del relato de las vidas privadas de sus habitantes. Así, los primeros episodios de Mare of Easttown presentan los rasgos esenciales de la protagonista, se esbozan sus relaciones familiares y de amistad —especialmente con Lori Ross (la siempre estupenda Julianne Nicholson)—, y se propone un seguimiento de las investigaciones del caso principal, constatando que la miniserie sigue la fórmula desarrollada magistralmente en las series Broadchurch (Kudos/ ITV, 2013-2017), Twin Peaks (Lynch/Frost Productions, 1990-1991) y en el film Mystic River (Clint Eastwood, 2003). Una fórmula, en definitiva, que funciona a la perfección entre las audiencias.

Este artículo contiene spoilers

El asesinato de Erin pone en marcha la investigación de Mare Sheenan

Sin embargo, los primeros episodios configuran un ritmo extraordinariamente lento y, en ocasiones, repetitivo de esa fórmula dando vueltas incesantes en torno a  la personalidad hermética de Mare a quien vemos en un ambiente familiar exclusivamente femenino formado por su madre Helen (Jean Smart) y su hija Siobhan (Angourie Rice) con quienes comparte el cuidado y custodia de su nieto Drew (Izzy King). Un entorno familiar que sirve de apoyo a la construcción aparentemente monolítica de Mare quien apenas tiene vida social desde el suicidio de su hijo Kevin (Cody Kostro).  Del mismo modo, los primeros episodios introducen al joven detective del FBI Colin Zabel (Evan Peters) como ayudante —en realidad supervisor— en los casos investigados por Mare quien, previsiblemente, debería convertirse bien en su fiel aliado bien en su peor enemigo. Lo cierto es que, independientemente de la previsibilidad o no de las situaciones,  desde el punto de vista del thriller, Mare of Easttown resulta extraña: los ritmos son desiguales (ralentizados hasta más allá del midpoint de la miniserie y absolutamente acelerados al final de la misma) y los resultados de la investigación se deben básicamente a elementos fortuitos. Dos elementos que fácilmente pueden llegar a «desenganchar», aunque sea momentáneamente, al espectador del género.

La relación simbiótica entre Mare y Lori es esencial en la miniserie

Pero Mare of Easttown es otra cosa porque la investigación de la muerte de Erin y la desaparición de Katie da paso a la reconstrucción interior de Mare. En cierta medida, los pasos de la investigación y las personas con las que Mare entra en contacto constituyen las estaciones por las que transita el personaje central que, por algo, da nombre a la ficción. Así, Mare of Easttown deja de ser un thriller para convertirse —siguiendo el planteamiento del autor alemán Lion Feuchtwanger— en un stationendrama donde cada uno de los momentos a los que se enfrenta el personaje sirven para construirlo ante los ojos del espectador. Una toma de conciencia del espectador que es simultánea a la toma de con(s)ciencia del personaje. Por ello, Mare es el epicentro de una ficción en la que el resto de personajes tienen una función, por llamarlo de alguna manera, sanadora. Y, por todo ello, no son gratuitas las temáticas que desarrolla la miniserie y que están estrechamente interrelacionadas: la maternidad, el duelo y la amistad.

La idea de la maternidad adquiere dimensiones distintas en «Mare of Easttown»

Muchas son las madres que aparecen en Mare of Easttown. La asesinada Erin es una madre soltera que decidió tener a su hijo en un entorno masculino hostil —que incluye la trama de la identidad paternal— ocupándose de su pequeño quien precisa de una costosa operación para recuperarse de una lesión auditiva. El caso no resuelto desde hace dos años de la desaparición de Katie es reivindicado sistemáticamente —y actualizado al inicio del argumento— por su madre Dawn (Enid Graham) quien lucha también contra un cáncer. El detective Colin Zabel vive con su madre Judy (Deborah Hedwall) quien ve en Mare una influencia negativa para un hijo ultraprotegido acusándola de ser la causante de su trágico final. Carrie (Sosie Bacon), la madre de Drew, recuperada de la drogadicción que concedió parcialmente la custodia del niño a Mare, lucha por volver a tener al niño pero también contra sus temores hacia su responsabilidad como madre. La descripción de los rasgos esenciales de todas ellas implican también esquemas familiares en los que no aparece la presencia masculina o, si lo hace, va a resultar negativa. Este es el caso de Lori (Julianne Nicholson), un personaje configurado aparentemente como confesora de Mare sobre la cual recae todo el peso dramático final: la madre protectora y la esposa engañada que guarda los secretos de su casa para mantener la unidad familiar, haciéndose cargo del hijo de Erin como forma de expiación de los pecados de la familia.

Madres y familias de muy distintas tipologías que pivotan alrededor del personaje central. Mare, como hemos comentado, vive en un entorno femenino que asimila el papel del hogar como «reposo del guerrero» de la hard boiled sentimentality canónica. Un hogar extraordinariamente jerarquizado e intergeneracional donde la irónica y hasta cierto punto estrambótica abuela/madre Helen (Jean Smart) se ocupa de las tareas domésticas al tiempo que pone en evidencia no solo las carencias sociales de Mare, sino especialmente la necesidad de superación del suicidio de Kevin, un duelo que Mare se resiste a comenzar y/o asumir. Un proceso de duelo que va a ir ligado al contacto con los protagonistas de la investigación y a sus acciones personales: la competencia con Carrie por la custodia de Drew, el miedo a que el pequeño tenga la misma enfermedad mental que llevó a su hijo al suicidio, la comprensión y liberalidad  de su relación con Richard (Guy Pierce) como personaje masculino positivo, la incansable búsqueda de la madre de Katie, la relación turbulenta y celosa que Mare provoca con su exmarido Frank (David Denman) quien ha rehecho su vida, la memoria de Kevin que reconstruye su hija Siobhan, y, especialmente la muerte de Colin como posible actualización del sentido de culpabilidad hacia la muerte de su hijo y al inicio de su sanación emocional. Un proceso casi idéntico al de Lori Ross aunque las circunstancias sean argumentalmente diferentes y que funciona al final de la miniserie como una imagen deformada (o no tanto) de Mare.

La relación con Colin Zabel resulta fundamental para la construcción de Mare

Por todo ello, la miniserie no es un thriller sino la construcción catártica del personaje a través de un thriller, algo que lo acerca no solo al stationendrama sino incluso a las fórmulas del melodrama contemporáneo. En este sentido, Mare of Easttown, es una miniserie coral donde las acciones y personajes están al servicio de la construcción del personaje central interpretado por una espléndida —como siempre— Kate Winslet, físicamente «real» y emocionalmente cercana al espectador. Una narración coral en la que todos los intervinientes tienen una funcionalidad específica, aunque sea aparentemente mínima o con finales inesperados desde la perspectiva de un thriller — como son los casos de Richard y Colin— o de su lectura de acuerdo con los cánones  del género. Una narración coral y extremadamente sutil  con un reparto de lujo en la que cada uno de los actores sirve para construir esa imagen poliédrica de Mare o para destruir esa identidad hermética que esconde una tremenda fragilidad personal. Mere of Easttown es una miniserie de obligado visionado con la mente dispuesta a alejarse parcialmente de los estereotipos, los clichés o las etiquetas del aparente género ficcional al que pertenece o al que se le asimila como táctica de atracción de las audiencias.

 

 

 

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