Una mirada transnacional a otros rincones de la galaxia: «Star Wars: Visions» (2021)
El 22 de septiembre se estrenaba en Disney+ la nueva serie ambientada en el universo Star Wars. Una producción que suponía el siguiente paso para la franquicia iniciada con The Mandalorian y la serie de animación The Bad Batch. Así, estos últimos ejemplos constituyen la base perfecta para contextualizar Star Wars: Visions: una aproximación al mundo originado por George Lucas con una perspectiva que se mueve entre lo canónico y las expectativas del fandom y las infinitas posibilidades estéticas y argumentales de la saga con una mirada diferente; y, sobre todo, una mirada de autor. En este sentido, The Mandalorian es, bajo el prisma de Jon Favreau y Dave Feloni, el inicio de esta fórmula híbrida en la que se plantea una epopeya intergaláctica con reminiscencias claras al neo-western y al mito del héroe de western crepuscular. Una estrategia que supone una nueva forma de contemplar el universo Star Wars y que insufla creatividad a una franquicia con un modelo narrativo demasiado encorsetado por la industria y, porque no admitirlo, con parte del fandom como mayor cómplice. Ya sabemos que salirse de este «modelo» puede suponer un peligro para los creadores o todo lo contrario.
Así, Star Wars: Visions sigue la estela de esta experimentación formal de las ficciones televisivas de la saga cuya premisa supone el lanzamiento transnacional definitivo que le faltaba a Disney: una antología episódica a cargo de los más exitosos estudios de anime japoneses. De este modo, Star Wars: Visions nos introducen nuevos personajes e historias enmarcadas dentro del contexto del universo de la franquicia llenas de referencias directas a su mitología, escenarios, temáticas y situaciones. La serie se compone de 9 episodios de entre 12 y 25 minutos de duración que despiertan la curiosidad de los espectadores, a la vez que aporta una mirada re-imaginativa de la saga por parte de los estudios nipones.
Por tanto, la serie se debe contemplar como un ejercicio transmediático, así como una forma de re-elaboración e hibridación cultural. Así, la expansión del universo mitológico se abre a nuevas fronteras – y «visiones» como su propio título indica – en las que los respectivos estudios dejan su impronta argumental y son fieles a sus estilos definitorios. Star Wars: Visions actúa, pues, como una ficción pastiche que mezcla elementos narrativos y estéticos de la tradición folklórica japonesa – arquitectura, iconografía e identidad cultural – y la re-apropiación de contenidos de la mitología de Star Wars (ya un folklore en sí mismo). Algo que la gran mayoría de episodios coinciden en explorar y que cumple con las expectativas del público que esperaba encontrar un universo donde los dōjōs se convierten en los nuevos escenarios de la galaxia, los stormtroopers llevaba kimono y los sables láser se sustituyen por katanas. En este sentido, algunos episodios pueden resultar un poco reiterativos si se mira la serie en conjunto, ya que muchos de los argumentos se centran en historias similares como consecuencia de tener a estudios distintos al cargo de los proyectos. Así, Star Wars: Visions presenta dos clases de argumentos que, básicamente, constituyen los ejes principales de los episodios: la dicotomía entre el bien y el mal (el camino de los Jedi y el de los Sith) donde la búsqueda de «la fuerza» cobra un peso importante y la exploración de historias y personajes de la galaxia con su propio microcosmos.
En esta primera vertiente tenemos los proyectos de Trigger con historias que condensan la iconografía del universo Star Wars como referencia a los fans: The Elder que relata el duelo de un joven padawan y su maestro con un inesperado enemigo; y The Twins, una historia ambiciosa que enfrenta a dos hermanos gemelos en el camino de la luz y la oscuridad. Éste último con más personalidad que el primero, The Twins sería un buen punto de partida para una posible anime, tanto por su premisa inicial como por su apartado estético que se asemeja al estilo desenfrenado y colorido característico del estudio como en Kill la Kill o Promare. En esta vía también se encuentra el episodio planteado por Production IG, The Ninth Jedi, cuya trama se centra en la búsqueda de la Fuerza de una joven repartidora. No es de extrañar que el estudio más longevo y experimentado de la serie – con animes como Psycho Pass, Shaman King o Neon Genesis Evangelion – sea el que elabore la historia más refinada, más cyberpunk y aludiendo al concepto de esperanza que cruza la trilogía Skywalker.
Más allá del canon Star Wars, la serie también tiene cabida para propuestas que lo desafían a través de la re-imaginación de su estética e iconografía. El primero de ellos, Lop & Ochō de Geno Studios, se corona como el capítulo más completo y que mejor representa la combinación (casi) simbótica de Star Wars y el folklore japonés en una historia que emula los conflictos políticos entre clanes samurai a partir de la enemistad entre dos hermanas. Un argumento que podría tener continuación y que en su corta duración plantea una impecable re-apropiación de contexto y mitología, unos personajes interesantes, mucha emotividad y temáticas como el destino, la familia y el honor. Otras re-formulaciones estilísticas también se dan en The Duel de Kamikaze Dōga y T0-B1 de Science SARU. Mientras el primero es una reinvención de un guerrero ronin herrante en la época feudal; el segundo es una aproximación al mito de Pinocho donde nos presentan a un droide que sueña con ser Jedi. Ambos coinciden en la creatividad de su apartado visual donde uno tiene claras influencias de la estética en blanco y negro de Akira Kurosawa y al arte tradicional y el otro opta por un estilo más psicodélico con referencias a Astroboy y al anime kodomo.
Finalmente, encontramos tres episodios que son los más «extraños» debido a su premisa inicial y su desarrollo. El más interesante de ellos es The Village Bride de Kinema Citrus, los creadores de Made in Abyss, que realizan una propuesta que apuesta por la concienciación eco-crítica, las tribus ancestrales de la galaxia y el componente ritual/religioso/místico de la Fuerza. Una historia que pone la emotividad en el centro como parte de la filosofía que encarnan los Jedis. Por su parte, Tatooine Rhapsody presenta el episodio más desenfrenado de la mano de Studio Colorido que, fiel a su estilo naif y encantador, realiza una historia de amistad a través de un grupo de pop amateur intergaláctico; y Akakiri – el otro proyecto de Science SARU – desarrolla una trama sobre la venganza y sus consecuencias.
A pesar de las inevitables comparaciones entre episodios, donde unos dejan con ganas de más – The Duel, The Twins o Lop & Ochō serían mis apuestas personales – y otros no tienen mayor recorrido, Star Wars: Visions se puede contemplar en su conjunto como un experimento que ayuda a extender de forma original el universo de la franquicia mientras conserva el espíritu de la saga a través de una mirada nueva. Al igual que es una oportunidad para abrir vías narrativas y estéticas, así como líneas de co-producción con Japón. Esperemos que Disney, aprovechando que este anime no forma parte del canon argumental, se arriesgue a continuar con algunas de las historias que se han esbozado en esta serie porque está demostrado que el universo Star Wars tiene ilimitadas posibilidades.
Amante del terror y de las series británicas. Ferviente seguidora de Yoko Taro. Graduada en cine y audiovisuales por la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC-UB). Especializada en dirección artística/diseño de producción. Máster de especialización en Estudios Literarios y Culturales (Universitat de les Illes Balears). Profesora en el grado de Comunicación Audiovisual en CESAG-Universidad de Comillas. Colaboradora en el proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Interesada en la investigación en game studies y TV studies.