Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Carrie «Big Boo» Black, orgullosa de ser BUTCH

Como quien lee ya habrá notado si ha venido siguiendo publicaciones anteriores, una de mis grandes debilidades televisivas de los últimos años es Orange Is the New Black, la serie coral de Jenji Kohan que adapta y expande libremente las memorias de cárcel de Piper Kerman. He escrito sobre ella en más de media docena de ocasiones, y pienso seguir mientras no hayamos hecho justicia en este blog a cada miembro del soberbio elenco de esta producción de Netflix. El turno hoy es para Carrie “Big Boo” Black (interpretada por la fabulosa Lea DeLaria), presa blanca de mediana edad y marimacho a mucha honra.

¡¡¡Cuidado!!!… El texto que sigue contiene varios spoilers

Quedaos con este baile de Big Boo si teméis revelaciones importantes… no sigáis leyendo

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Desde los inicios de Orange Big Boo ha estado presente, formando parte del grupo de prisioneras caucásicas lideradas por Red. Su imagen poderosa y anti-canónica ha aparecido con muchísima frecuencia, y ha tenido un papel clave en varias tramas. Por ejemplo, en la primera temporada salvó a la novata Piper de un castigo seguro al esconder un destornillador que ésta se había llevado por error del taller en el que ambas trabajaban. Dando muestras de su imaginación y poniendo en marcha una forma de agencia definida por Lois McNay (Gender and Agency, 2000) como la capacidad para actuar de formas inesperadas (explicada en un post anterior), Big Boo convirtió la herramienta en un instrumento de placer, al hacerse un consolador al que dio buen uso.

Su activa sexualidad se hizo también explícita en la línea narrativa de su apuesta con Nicky para ver cuál de las dos acumulaba más compañeras seducidas y satisfechas. Ambas se lanzaron a repartir orgasmos entre otras mujeres de Litchfield y a contarlo(s), llegando Nicky a llevar un diario del placer ajeno que era capaz de provocar. Se articuló alrededor de ellas una trama cómica que ridiculizó la práctica del kiss and tell, pero también se lanzó desde la pantalla una reivindicación del sexo lésbico sin pudor y sin límite de edad.

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En realidad, la vida entera del personaje de Big Boo parece ser una reivindicación de una identidad sexual libre. Según se  nos revela en su backstory, presentada en el episodio “Finger in the Dyke” de la tercera temporada, esta mujer de apariencia dura ha tenido que perder mucho y sufrir más para poder ser quien es sin ocultarse. Rechazada por su familia por su aspecto masculino, Big Boo se aparta sobre todo de su padre durante años. Cuando se entera de que su madre está en su lecho de muerte intenta un acercamiento, pero de nuevo la figura paterna se interpone, convertida en sinécdoque de un patriarcado homófobo que aún está muy vivo. El padre le dice que si quiere ver a la madre debe “quitarse el disfraz”, y Big Boo toma  una complicada decisión: para seguir siendo ella misma –mujer, lesbiana y masculina– renuncia a despedirse de quien la trajo al mundo. Sigue adelante con esa carga y su cuerpo se convierte en un signo de su lucha, siendo butch (palabra que lleva tatuada en el brazo) mucho más que una estética para ella.

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Que Big Boo no es solo una bollera con función de comicidad en la serie de Kohan queda aún más claro –si es que no lo estaba ya– en el marco de su relación con Pennsatucky, otra de las presas blancas. Fanática cristiana, lesbófoba y violenta en las primeras temporadas, Pennsatucky va evolucionando hacia una personalidad más razonable y abierta a amistades diversas. La más sorprendente de ellas, precisamente con Big Boo, a quien inicialmente repudiaba como un ente anti-natura. En las temporadas tercera y cuarta estas dos mujeres de van acercando paulatinamente, llegando a compartir momentos de gran intensidad. Uno de los picos narrativos llega cuando Big Boo se entera de que Pennsatucky ha sido violada por uno de los guardas, y convierte la justicia vengadora en su misión. Además de intentar que el hombre pague por lo que ha hecho (algo que el sistema no parece garantizar), Big Boo actúa casi como la sombra de la joven, protegiéndola física y emocionalmente y tratando a su manera de que supere el trauma de lo vivido. De esta forma Big Boo se sitúa en un rol maternal no biológico que en la serie ocupan otras mujeres como Red con las chicas blancas o Gloria con las latinas, y se añaden matices a su caracterización, cada vez más alejada del estereotipo. Proceso por cierto que aún tiene mucho espacio para continuar desarrollándose, permitiéndonos ver otras caras de Carrie Black en futuros episodios.

 

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