«Star Wars Battlefront», ¿un deleite para los fans, un asalto al bolsillo del consumidor, o ambas cosas?
Star Wars es sin duda alguna una de las sagas cinematográficas con más fans en todo el mundo, y ahora disfruta de un nuevo renacer gracias al Episodio VII, que ha dado inicio a una tercera trilogía cuyos capítulos se publicarán cada dos navidades (una fórmula ya explotada en otras franquicias como El Señor de los Anillos y Harry Potter, y de éxito más que probado). Además, entre navidad y navidad Disney nos obsequiará con varios spin offs que nos permitirán conocer más del universo creado por George Lucas, aunque ya se han alzado algunas voces que consideran que esto es poco menos que una explotación innecesaria que prioriza el beneficio económico a toda costa por encima de la calidad del producto. Sólo el tiempo dirá quién lleva la razón.
Pero como bien es sabido cuando hablamos de Star Wars no nos referimos únicamente a cine. De hecho, desde sus inicios nunca fue así; el merchandising siempre ha sido una de las claves de su éxito (figuras de acción, peluches, camisetas, tazas, llaveros, disfraces y un larguísimo etcétera). En realidad resulta absurdo tratar de elaborar una lista de este tipo; el abanico de objetos Star Wars disponibles en el mercado es sencillamente inabarcable. Para alcanzar a comprender el impacto de la última película es suficiente con salir a la calle. Los niños vuelven a llevar camisetas de sus personajes favoritos (a menudo Kylo Ren, ya se sabe que el villano siempre atrae), o sables láser de plástico en la mano. El fenómeno fandom se ha reactivado en los padres, y eso ha provocado que las nuevas generaciones se vean influenciadas por la nostalgia de sus progenitores. Es suficiente con buscar en YouTube y escribir las palabras “chewbacca mom”. Es un proceso ciertamente interesante, digno de estudio.
Aunque no solo de merchandising vive Star Wars. Desde finales de los 70, época en que se estrenó la trilogía original, se ha ido gestando todo un universo extendido en forma de cómics, novelas, juegos de rol, series de animación y otros, que alcanza hasta nuestros días, y que sólo podemos esperar que siga progresando con el boom actual. Los videojuegos no han quedado en absoluto excluidos de este fenómeno, con más de cien publicados a lo largo de la historia, unos más memorables que otros. Actualmente el máximo exponente es, sin duda, Star Wars Battlefront, un videojuego que cuenta tanto con amantes como con detractores, y podría decirse que ambas posturas son justificables.
Partiremos de la base de que Battlefront se concibe como un regalo para los fans más incondicionales de la saga. La gente de DICE (creadores de los populares Battlefield) sabe lo que se hace. Este videojuego nos ofrece una infinidad de modos de juego, entre los que destaca especialmente el modo “héroes y villanos”, en el que se nos permite controlar a uno de nuestro personajes favoritos (Luke Skywalker, Han solo o la Princesa Leia en el lado de La República; Darth Vader, el Emperador Palpatine o el idolatrado Boba Fett en el de los imperiales, cada uno con sus respectivas habilidades) y medir nuestras fuerzas con el bando contrario. Pero también cuenta con modalidades más tradicionales en el género de los shooters, como “supremacía”, en el que rebeldes e imperiales pugnan por el dominio de cinco puntos de control, o “escuadrón de cazas,” en el que participamos en batallas aéreas a bordo de naves entre las que se encuentran los x-wing y los tie fighters (incluso podemos pilotar el mítico Halcón Milenario).
Los mapas están plagados de mejoras en forma de armas y artilugios de todo tipo, así como de vehículos que propician la experiencia de momentos épicos, que nos recordarán en todo momento a escenas de las películas. La posibilidad de controlar unidades AT-ST en el planeta Hoth o en el bosque de la Luna de Endor (donde también podemos manejar speeders; las motos que utilizan Leia i Luke en El Retorno del Jedi) es toda una gozada, así como la posibilidad de ir desbloqueando más skins o apariencias para nuestro personaje, armas, o cartas estelares (mejoras) a medida que subimos de rango. Para el fan incondicional Battlefront es una obra maestra, una perla que no debe dejarse escapar por muchos motivos.
Además de todo esto el juego nos permite escoger entre una visión en primera o en tercera persona, adaptándose así a un mayor abanico de jugadores, que no necesariamente deben tener un alto nivel de pericia en este género para empezar a jugar, cosa que si ocurre en otras franquicias. No se requiere ser un pro gamer para disfrutar de la experiencia de juego que aquí se ofrece, y este ha sido precisamente uno de los motivos de crítica, al igual que el reducido arsenal de armas manejables en comparación con los de otras sagas como Battlefield o Modern Warfare, pero esto tiene todo el sentido del mundo; el armamento del universo Star Wars es el que es, y a buen seguro que se expandirá con futuras entregas. Otro aspecto que no ha gustado a un porcentaje considerable de usuarios es el hecho de que entre los múltiples ítems esparcidos por el mapa (que sin duda enriquecen exponencialmente la experiencia de juego) puedan encontrarse unas fichas que convierten a nuestro personaje de soldado raso a héroe o villano de uno de los dos bandos, otorgando al privilegiado una gran ventaja sobre el bando opuesto (imaginad cuantos stormtroopers puede aniquilar Luke Skywalker por si solo).
Pero no cabe duda de que el mayor punto de controversia es el mismo que afecta a la industria actual del videojuego en su totalidad: los famosos DLCs (downloadable contents, o contenidos descargables). Este sistema de venta tiene a la comunidad de jugadores enfurecida, y probablemente con razón, ya que en el pasado cuando uno compraba un videojuego tenía el producto final y acabado, mientras que ahora ese sólo es el primer paso, y se vuelve necesario pagar por actualizaciones y mejoras si queremos disfrutar de la experiencia al completo, con lo que el montante a invertir se eleva por las nubes. Los desarrolladores de Star Wars Battlefront ya han lanzado dos paquetes de expansión (Borde Exterior y Bespin) a los que les van a seguir dos más (el esperado Estrella de la Muerte, que se estrena este mes, y el misterioso Rogue One, cuyo lanzamiento tendrá lugar en alguna fecha cercana a la del estreno de la próxima película). Al adquirir estas expansiones se desbloquean nuevos héroes (de momento contamos con los añadidos de personajes secundarios como Nien Nunb, Greedo, Lando Calrissian o Dengar, que se han añadido en los dos primeros paquetes), armas, vehículos, cartas estelares, ubicaciones o modos de juego, y si se compra el season pass o pase de temporada se obtiene además acceso anticipado a cada una de ellas.
Este modelo de negocio tiene dos lecturas posibles. Desde la perspectiva de los jugadores, se trata de un abuso. Desde la de los desarrolladores, de un trabajo extra por su parte que merece ser recompensado. El argumento de algunos es que siempre cabe la posibilidad de que aquellos que quieran hagan el desembolso, y los que no se conformen con el paquete inicial; desde luego es un tema complejo. Esto se complica más todavía si tenemos en cuenta que en principio Star Wars Battlefront iba a centrarse únicamente en plasmar contenidos de la trilogía clásica, pero ahora, con el anuncio de la expansión ambientada en Rogue One la pregunta es hasta dónde podrán llegar con este modelo. ¿Llegaremos a ver a personajes como Darth Maul, Rey, Finn o Kylo Ren? Aunque primero deben aparecer otros tantos como Chewbacca o Yoda, esta es ahora una pregunta razonable a largo plazo. Desde luego, en una saga como Star Wars el cielo es el límite.
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