Crisis de fe en el límite entre pasado y presente: «El Tercer Día» (HBO, 2020)
El pasado lunes concluía la miniserie The Third Day (El Tercer Día). Una apuesta en el terreno de las ficciones de formato corto de HBO cuyo mayor reclamo es la participación de Jude Law como protagonista. Con 6 episodios en su haber y un evento especial por vía online, la serie se anunció como un inquietante thriller psicológico de carácter perturbador. Pues bien, más allá de la cierta dosis de intriga que genera la trama, dicha definición no podía ser menos acertada. Así, el creador de Utopia, Dennis Kelly, ofrece una propuesta más cercana al folk horror que al celtic noir canónico.
Estructurada en 3 partes diferenciadas por las estaciones del año, los tres primeros episodios – la etapa de “Verano” – se centran en Sam (Jude Law), un hombre en pleno proceso de duelo que acaba en la isla de Osea al norte de Inglaterra. Allí conoce a Jess (Katherine Waterston) una experta en la cultura local que lo adentra cada vez más en sus costumbres. Poco a poco, la imposibilidad de ambos de abandonar el lugar supone la inestabilidad emocional de Sam quien se debate entre la locura y la cordura. Ciertamente, la premisa incita a pensar en un thriller conspiranóico donde la misteriosa y estricta comunidad de la isla retiene al protagonista ¿Qué sucede realmente en Osea? ¿Qué es lo que atrae a Sam y Jess a la isla? Así, esta primera parte mezcla la fantasía y la realidad donde el thriller más prototípico – lo relacionado con lo desconocido y lo perverso – se combina con las fórmulas de lo poético y lo simbólico.
The Third Day es un relato que apuesta por la sensorialidad y el onirismo para desarrollar su discurso. Algo que estéticamente se traduce al uso de colores saturados, efectos ópticos y sobreexposición de la imagen para reflejar un estado de delirio e incertidumbre constante.
En este sentido, la narración da un salto temporal en sus episodios 4-6 en la etapa de “Invierno”. Con un cambio de punto de vista, seguimos a Helen (Naomie Harris) quien inicia un viaje vacacional con sus hijas Ellie (Nico Parker) y Lu (Charlotte Gairdner-Mihell) hacia Osea. Siguiendo una estructura de espejo, el magnetismo de la isla las empuja a desvelar sus secretos; en especial de la hija mayor. Si Jess actúa como cómplice de Sam en la primera parte, en este caso la acompañante de Ellie será la misteriosa Kail (Freya Allan) ¿Cómo afectará el aura de la isla al comportamiento de Helen y Ellie? ¿Qué conexión tienen con Sam? Así, observamos la clara voluntad de Dennis Kelly de experimentar con el formato televisivo con una trama que puede resultar más contemplativa que llena de acción. Una trama centrada en los personajes y su búsqueda identitaria donde la muerte, el dolor y la violencia les rodea. En definitiva, Sam, Jess, Helen y Ellie se enfrentan a su propio destino y a un proceso de crisis de fe y espiritualidad.
Una intención experimental que se aprecia en el episodio central que conecta el argumento principal: un evento online en directo de 12 horas desde la isla. Una auténtica proeza técnica, artística y conceptual por parte de los creadores. Diseñado a partir de un plano secuencia y sin diálogo, la etapa de “Otoño” nos muestra un día en la rutina de la comunidad donde presenciamos una sucesión de rituales que nos adentran en la creciente agonía de Sam y en la mitología de la serie. Una cultura de carácter tradicionalista que se mueve entre lo pagano y lo religioso a través de una imaginería que apuesta por el realismo costumbrista rompiendo con el onirismo delirante y macabro de “Verano”. De hecho, la concepción del espacio va a ser lo más destacable a la hora de crear su propia iconografía religiosa/ocultista. El vagabundeo de los personajes por los páramos, bosques y ruinas aportan una sensación de no-paso del tiempo que les atrapa en la isla. Como un paseo fantasmagórico por su historia. Una aproximación al trabajo de cineastas como Béla Tarr, Terrence Malick o Andrei Tarkovsky donde la simbiosis entre personaje, misticismo, naturaleza y ruinas se convierte en un motivo alegórico importante. La isla de Osea es un lugar en destrucción donde el pasado y el presente se cruzan. Una especie de umbral hacia otro mundo donde el tiempo se estanca.
Sin embargo, ¿es eso suficiente para crear un universo consistente? Sin duda, podemos decir que la serie se enmarca dentro de las ficciones televisivas contemporáneas que se alejan del relato clásico y que desafían las convenciones genéricas como Too Old to Die Young, Devs o Mindhunter, todas más cercanas a lo cinematográfico y con un claro sello autoral. Aunque The Third Day es un perfecto ejercicio de narrativa que experimenta con el medio y tiene claros sus referentes estilísticos, la serie resulta desconcertante en varios de sus tramos afectando a su conjunto. No tanto por su propuesta visual – algo que es un gran acierto – sino en el planteamiento de su tesis ¿Qué nos quiere contar exactamente y qué novedad aporta al género?
Si bien es acertado la equiparación con precedentes del folk horror como Midsommar o El Hombre de Mimbre – ejemplos que sirven de referentes directo para el espectador – el desarrollo de la narración no es equitativo con su dedicación a su apartado visual. Si en ambos films se establece una simbiosis perfecta entre la concepción de lo ritual, la puesta en escena y la evolución de los protagonistas, en The Third Day la relación Osea/Sam es irregular y excesivamente expositiva. Algo que puede hacerse un tanto tedioso y repetitivo en “Verano”, pero que despunta de manera muy interesante en “Invierno”, más cercana a los códigos del thriller en todos sus aspectos. La excesiva centralización en Sam deja de lado al resto de personajes – como la enigmática Jess o el matrimonio Martin (con unos desaprovechados Paddy Considine y Emily Watson) – y no permite explorar la imaginería ocultista de la serie con el detalle que se merece. Una verdadera oportunidad perdida que se recrea en ciertas temáticas y que se queda a medias en lo que plantea o lo resuelve muy rápidamente ¿Realemente funciona esta estructura partida? En definitiva, la serie tiene una muy buena base conceptual, pero se pierde en ciertos momentos en su propio discurso.
A pesar de ser una serie con un extraordinario valor cualitativo, se siente que la serie podría ofrecer una múltiple lectura más sutil y ahondar en las temáticas y personajes – que ya parten de una base muy consistente. Una lástima que la falta de equilibrio entre la forma y el fondo se quede en lo superficial del relato porque The Third Day podría haber sido una de una de las mejores producciones del 2020 como parte de la nueva percepción de series-espectáculo.
Amante del terror y de las series británicas. Ferviente seguidora de Yoko Taro. Graduada en cine y audiovisuales por la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC-UB). Especializada en dirección artística/diseño de producción. Máster de especialización en Estudios Literarios y Culturales (Universitat de les Illes Balears). Profesora en el grado de Comunicación Audiovisual en CESAG-Universidad de Comillas. Colaboradora en el proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Interesada en la investigación en game studies y TV studies.
Exelente critica de esta interesante serie. Comparto totalmente lo expuesto, donde un acertedísimo trabajo visual y de concepto queda a medio camino (hacia donde ?) por un guión muy desiquilibrado. Pareciera que el capítulo online de 12 horas hubiera causado algún efecto en sus guionistas, no sabiendo como resolver esta historia.