Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

La opulencia de «The Young Pope»: La verdad siempre sale a la luz (Episodios VII, VIII, IX, y X)

Nadie dijo que ser Papa fuera fácil, y eso Lenny Belardo lo tiene claro. Mandar a sus sacerdotes a misiones lejos del Vaticano, lavarse las manos del suicidio de un chico al que le negaron ser sacerdote por sus insinuaciones homosexuales, la marcha de su compañero de vuelta a Estados Unidos… Es normal que Pío XIII crea que su papado va durar poco, ya que cada instante está ocurriendo algo a su alrededor, y no precisamente bueno.

El encubrimiento del suicidio de un chico al que negaron ser parte de la Iglesia por supuestamente ser homosexual, llevan a Dussolier a la partida del Vaticano, ya que se siente responsable de su muerte. Decide volverse a América, pero las cosas no le irán nada bien ahí. Los narcos se han enterado que, durante meses, Dussolier y la mujer del narco se acostaban, así que acaba con su vida, dejándolo en una cuneta Dios sabe dónde. Lenny tenía razón sobre esos rumores que rondaban sobre él hacía meses, y si le hubiera dicho la verdad, Dussolier seguiría vivo.

Lenny y Andrew a lo alto del Vaticano.

Durante el octavo episodio hay una crítica latente ante los abusos, ya que no solo los sacerdotes abusan, las monjas también. Pío XIII decide viajar a África a visitar el primer hogar de caridad de la Hermana Antonia. Pura fachada. Un sacerdote avisa al Papa que la Hermana Antonia esconde el agua potable y que a cambio de un vaso exige favores obscenos y fuera de lugar. Es decir, que se aprovecha y abusa de cualquier persona para controlarles y tenerlos a su merced siempre que quieran. Así ser adorado es muy fácil. Obviamente este episodio hace que el espectador abra los ojos ya que no todas las obras de caridad son por voluntad propia, sino que es un juego de poder y persuasión. Ella permite que los pobres a los que tanto adora se mueran de sed si no hacen lo que ella quiere, y estoy segura de que esto pasa más de lo que nos creemos. El altruismo no abunda.

Pío XIII es un Papa justiciero, el Quentin Tarantino de los Papas, así que cuando Gutiérrez va a Nueva York a resolver el caso del Arzobispo Carwell y le encuentra, lo lleva al Vaticano para que confiese su crimen. Carwell le confiesa sus abusos y en recompensa el Papa le dice que puede volver a casa, aunque el festino del arzobispo quedará bien lejos de Nueva York para su castigo por los abusos a menores que ha confesado. No hay duda de las atrocidades de arzobispos, sacerdotes y curas han hecho a los niños, el acto mas deplorable que puede hacer una persona, aprovecharse de un niño, una persona indefensa, vulnerable e inocente sin ningún tipo de maldad que queda marcado de por vida cuando abusan de él. No hay lugar en el mundo para las personas que hacen eso.

Pío XIII mira a la hermana Antonia a través del cáliz.

Además, cada vez se hacen más latentes los recuerdos y los sueños de Lenny sobre el abandono de sus padres, son más intensos e incluso llega el punto en el que quiere conocerlos: él sabe que viven en Venecia y que cuando su padre le abandonó le dio la mitad de una pipa, lo que significa que la otra parte la tiene su progenitor. Viaja hasta Venecia para dar un discurso y ahí sufre un infarto y queda inconsciente. Son muchas las cosas que han pasado durante su papado y el estrés, la agonía y el pasado le juegan una mala pasada.

En conclusión, The Young Pope no es una ficción como cualquier otra, sino que rezuma inteligencia, cultura y arte por todos lados; hace que el espectador piense cada instante y reflexione sobre temas importantes como la vida, la muerte, el perdón, la lujuria, los milagros, los excesos, los pecados… temas que describen la Iglesia Católica y uno piensa que si todos los Papas actuaran como lo hace Pío, la Iglesia no tendría la fama que tiene y no tendría tantos retractores. Porque aunque yo no sea religiosa, sé definir los valores que envuelven a la Iglesia, y no son más que valores humanos con los que nos encontramos en nuestro día a día. La belleza de la ficción es indudable, pero viniendo de Paolo Sorrentino no se puede esperar menos.

Pío XIII inconsciente en su discurso en Venecia.
 

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