Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Mi «liga de guionistas extraordinarios» (I). John Logan: teatro, cine y… Penny Dreadful

Soy una Penny-Dreadful-adicta, lo confieso y creo haberlo demostrado con el seguimiento de la serie en este blog compartido con Ignacio Pillonetto y Jesús Diamantino. Pero, independientemente de esta pasión por las andanzas  -por llamarlo de algún modo-  de la liga de cazadores de monstruos extraordinarios e incluso mejor de cómo estos monstruos cazadores son perseguidos por las fuerzas malignas y el mal en estado puro, soy una devota seguidora de mi particular «liga de guionistas extraordinarios» entre los cuales se encuentra John Logan que ocupa este post. Los siguientes, Jonathan Nolan, Beau Willimon y Ryan Murphy ocuparán las próximas entregas de esta miniserie. Una entrega muy muy personal que es, evidentemente, ampliable y, por supuesto, discutible. Bueno, matizable.

Todos ellos combinan la maestría en la narración de historias hipertextuales con la consumada introspección de personajes  -muchos de ellos outsiders- , la estética neobarroca, la creación de temáticas reiteradas que los definen, la inmersión de los argumentos en la postmodernidad y la enorme habilidad de vender sus producciones a través de las redes sociales (bueno, algunos mejor que otros, ¿a qué sí, Ryan?). Algunos de ellos compartirán un «pasado muy oscuro», el teatral, y una trayectoria cinematográfica más que relevante.

Lo cierto es que cuando vi la primera temporada de Penny Dreadful y sus magníficos títulos de crédito, un nombre llamó poderosamente mi atención (para ser sincera, eso fue en el tercer capítulo, cuando ya apreciaba la potencia de la narración): John Logan. Un nombre que no conseguía en esos momentos ubicar en televisión aunque sí en cine junto a otro de los nombres de la serie, Sam Mendes y su magnífica Skyfall y junto a una de  mis grandes películas-fetiche,  Gladiator de Ridley Scott. La consulta a IMDB, recurso esencial de cinéfilos y seriéfilos hizo el resto.

Tan pronto como vi las imágenes del resto de  películas asignadas al ítem «John Logan»  comprendí el motivo de esa atracción casi casi fatal. Los guiones de Gladiator, RKO 281, The Last Samurai, The Aviator, Hugo, Sweeney Todd: The Demon Barber of Fleet Street, Skyfall, Rango y Coriolanus entre otros muchos trabajos unen su nombre al de la élite de directores como Ridley Scott, Martin Scorsese, Tim Burton y Ralph Fiennes (en su trabajo como director de actualización de los clásicos) y a algunos directores no tan conocidos aunque con producciones interesantísimas como es el caso de Edward Zwick, productor de algunas películas de Scott y director de la profética The Siege,  y Benjamin Ross, director de la también serie victoriana The Frankenstein Chronicles. Muchas de ellas  -y de ellos-  constituyen, como ya he dicho, una parte de mi particular fetichismo cinematográfico.

Así,  el actual éxito mediático de este hombre nacido en 1961 en San Diego (cuna del cómic-con) de raíces europeas no es más que la consecuencia de una trayectoria como reconocido guionista con 17 nominaciones al mejor guión original (Oscar, Golden Globe, Broadcast Film Critics Association, Satellite Award, Writers Guild of America, BAFTA, Primetime Emmy Award), ganador de un Golden Globe por Sweeney Todd, un Annie Award por su guión de Rango y, finalmente, 6 Tony Awards por su obra teatral Red estrenada en Londres en 2009, representada en Broadway en 2010, ambas funciones protagonizadas por Eddie Redmayne y Alfred Molina. Guiones de muy diferente contenido pero que comparten estrategias narrativas comunes:

1. El viaje del héroe: confieso que no me canso de ver Gladiator  y de recomendar su disección a mis alumnos de escritura y audiovisuales. Como tampoco me canso de decir que el making of adjunto a la edición en DVD es clarificador no solo para entender la estructura del guión en tres actos sino para ver cómo se construye una historia en todas y cada una de sus partes.

La magistral narración del viaje personal de Máximo Meridio (Russell Crowe) y sus pasos del umbral según la terminología de Campbell es emblemática: la configuración del general romano que, por fidelidad a unos ideales no imperialistas o dictatoriales y la palabra dada a su gran mentor y padre espiritual Marco Aurelio (Richard Harris), se convierte en esclavo y posteriormente en gladiador que se enfrenta a su pasado, a su antagonista Comodo (Joaquin Phoenix) y a su muerte-regreso-a-su-paraiso-personal es antológica.

Un recorrido que también hará un decrépito y anti heroico James Bond  (ni cabe decir que los fans del agente con licencia para matar no estuvieron demasiado de acuerdo con ello) quien, tras volver casi literalmente de entre los muertos debe recuperar su forma física para poder llevar a cabo una acción en Asia en la primera parte del film y que regresará a su Escocia natal con la sin par M. a bordo de su Aston Martin para enfrentarse no solo al villano de turno (Javier Bardem) sino también a su adolescencia e historia previa a su conversión en 007 en su villa Skyfall. Un descenso a los infiernos -literal por el incendio de la casa-  que sufrirán también todos los personajes de Penny Dreadful  tal como ya hemos comentado en nuestro seguimiento de series en los espléndidos capítulos And hell itself my only foe y And we walk alone

LOGAN

2. La reflexión sobre la identidad, los personajes problemáticos y/o outsiders

Todos los personajes (héroes) de John Logan luchan por su identidad y suelen enfrentarse a mundos hostiles y/o mundos en los que los valores han cambiado. Gladiadores y agentes secretos son una muestra de ello, pero también lo son los excéntricos magnates estadounidenses que se mueven en la constelación de estrellas de Hollywood (Leonardo di Caprio en The Aviator) con las que juega, a las que destruye o crea a su propio capricho convirtiéndose en víctima de sus neuras personales; innovadores culturales que se enfrentan al establishment periodístico y cinematográfico (RKO 281 y Orson Welles) o con un trágico final personal (Mark Rothko en su obra teatral Red);  también los seguidores de un código de honor personal-individual-nacional perdido que no encaja en su propio país y que intenta recuperar en otra cultura en la que deberá hallar su lugar (Tom Cruise en The Last Samurai), un héroe desterrado como también lo serán Coriolanus  y, con permiso de Ralph Fiennes, un camaleón mascota perdido en el desierto Mojave  enfrentándose a villanos, alcaldes y corporaciones que impiden que el agua llegue al pueblo de Dirt para poder conseguir una identidad propia, Rango, el héroe de este particular western contemporáneo y animado.

3. La hipertextualidad y un enorme conocimiento cultural: la referencia a Penny Dreadful es ineludible. El enorme poder enciclopédico, neobarroco e hipertextual de la serie no tiene discusión. Las referencias a la literatura, al arte, al propio cine, a los géneros cinematográficos y su conveniente manipulación para conseguir guiones impecables van a atravesar todos sus trabajos: el circo romano como espectáculo equiparable a la superbowl estadounidense (por indicaciones de Ridley Scott) condiciona buena parte del guión de Gladiator, el juego de los tópicos identitarios de James Bond aparecerán sutilmente para la construcción de ese nuevo 007 postmoderno con una enorme variedad de tonos grises del mismo modo cómo lo hará en su construcción de un samurai intercultural y un camaleón que se adapta a un entorno hostil. Ni que decir tiene que las incursiones bélicas en Coriolano se acercan más a la contemporaneidad que al tiempo en que se desarrolla la acción.

4. La capacidad de crear una serie de televisión él solo: en un momento en que el concepto de «Writer’s Room» se ha hecho imprescindible no solo como mecanismo de trabajo en la fabricación de guiones para las series de televisión con un showrunner y un equipo de guionistas que trasladan las ideas de éste a la forma escrita  -y por tanto, de forma colaborativa-  sino que también lleva de cráneo a los estudiosos de la televisión que ven transformado el concepto de autoría en televisión frente a las formas cinematográficas, John Logan escribe todos los guiones de Penny Dreadful. Sin duda un complejo y extenuante trabajo personal de autor que merece todo nuestro respeto y reconocimiento.

NI que decir tiene que esperamos ávidamente la tercera temporada de Penny, pero también estamos ansiosos -bueno, estoy ansiosa- por ver cuál es el tratamiento de la nueva entrega de James Bond , Spectre, que se estrenará el próximo otoño. A pesar de que todas las noticias apuntan a un tratamiento clásico del mismo, dudo de que el tándem Logan-Mendes renuncien a algunos de sus principios. Para abrir boca, os invito a ver el trailer oficial que acaba de ser hecho público en las redes sociales

 

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