Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Tragedias de dolor y adicción: «Dopesick» (Hulu, 2021)

Hay producciones que pasan completamente desapercibidas. Y mucho más con la avalancha de contenidos y la escasa promoción que reciben algunas series. Este es el caso de Dopesick, una miniserie de fuerte crítica social emitida por Hulu en Estados Unidos y lanzada en la parrilla de Disney+ como parte de la distribución de 20th Century Fox Television en España. A diferencia de miniseries con un gran impacto global como The Queen’s Gambit (Netflix, 2020) o Mare of Easttown (HBO, 2021), Dopesick era sucesora predilecta del éxito del formato en la recta final de año. Sin embargo, poco de habla de ella. Si es que se conoce de su existencia. Y es una lástima porque, tal vez, sea una de las ficciones más relevantes del 2021, no tanto por su calidad televisiva, pero por la temática que trata y la cercanía de las historias que cuenta a la actualidad.

Siendo una adaptación de la novela de investigación de la periodista estadounidense Beth Macy, Dopesick: Dealers, Doctors and the Drug Company that Addicted America (2018), esta miniserie de 8 episodios se centra en el origen de la crisis de opiáceos en Estados Unidos en la década de los años 90 y en las terribles consecuencias sociales que siguen existiendo a día de hoy. Un debate sobre la adicción y el negocio de las compañías farmacéuticas que sigue vigente en el país y que se ha transformado en una crisis nacional que nadie parece querer ponerle remedio. Así, con la supervisión de la propia Macy en el guión, la trama gira en torno a seis personajes que actúan como representación de cada una de las partes implicadas, desde la familia dueña de la empresa farmacológica hasta los individuos que sufren las secuelas de los medicamentos.

Kailtyn Dever realiza otra impactante y vulnerable interpretación como Betsy Mallum, una joven minera con dolor de espalda crónico

La historia se mueve entre 1996 y 2005 donde se explica la aparición de un nuevo medicamento opiáceo, OxyContin, como forma de tratamiento para el dolor crónico de pacientes de la zona rural y metalúrgica de Nueva Inglaterra. Un fármaco que fue – y es – el causante de una avalancha de adicción en gran parte del país con miles de muertos y enormes secuelas económicas y sociales que perduran hasta la actualidad. La serie, pues, denuncia el negocio de la empresa farmacéutica Purdue Pharma, a la vez que reflexiona sobre las cuestiones morales y éticas de las praxis médicas, la desinformación, la guerra contra el narcotráfico y las “drogas legales” y, subyacentemente, una crítica acerca de la gestión de la salud privada en Estados Unidos. Unos juicios de valor que se rescatan a lo largo de la miniserie que enfrentan el bienestar social, los intereses de las empresas millonarias y la corrupta élite política. Muchas de ellas, temáticas que bien se pueden asociar al Trumpismo y la manipulación del mensaje político creado para beneficios económicos y perpetuación del poder.

Así, la trama se centra en varios personajes que forman cada uno de los eslabones del ciclo de dolor y adicción que define la serie. Empezando por el artífice de la elaboración y distribución de OxyContin, el paranoico Richard Sackler (Michael Stuhberg); pasando por la agente de la Administración de Control de Drogas, Bridget Meyer (Rosario Dawson) y los fiscales Rick Mountcastle (Peter Saarsgard) y Randy Ramseyer (John Hoogenakler) que inician las indagaciones sobre el peligro del fármaco; hasta el vendedor de medicamentos Billy Cutler (Will Poulter) y su cambio acerca de su ética de trabajo. Igualmente, el peso emocional lo llevan las historias de la gente corriente como la del Dr. Samuel Finnix (Michael Keaton), médico de cabecera de una pequeña comunidad rural que se enfrenta a la culpabilidad de recetar las pastillas; y como la Besty Mallum (Kaitlyn Dever), una joven minera que sucumbe a la adicción de OxyContin con secuelas personales y familiares. Mientras los cuatro primeros sirven pare desarrollar el contexto industrial y la posterior investigación de Pharma Purdue; los dos últimos nos muestran las terribles consecuencias directas e indirectas en la población.

Billy y el Dr. Finnix se reúnen para discutir la eficacia del OxyContin

Uno de los elementos sorprendentes de Dopesick es el tratamiento de la narración en favor de organizar el relato para generar un mayor impacto en el espectador. El argumento se desarrolla en seis líneas temporales diferentes con los personajes protagonistas que convergen en puntos específicos requiriendo de la participación del público para entender su discurso completo. Así, la fragmentación y re-construcción de las tramas es vital para el planteamiento emocional de la serie, a pesar de que tantos saltos temporales puedan llegar a desubicar hasta cierto punto. Si bien la serie se mueve en el terreno de lo emocional y de la indignación colectiva como discurso enfocado al drama social, si que es cierto que el conjunto se aprecia como una ficción demasiado “machacona” y un poco fría. El exceso de diálogo de denuncia, los saltos temporales y la ametralladora de datos pueden resultar abrumadores, abruptos y reiterativos. A lo mejor si se hubiera apostado por una propuesta más visceral e impactante – como lo es la historia de Betsy que es la más redonda – o darle un episodio a cada personaje y no mezclarlos tanto, hubiera funcionado más orgánicamente. Algo que ya le pasaba a Danny Strong, creador de Dopesick, en sus anteriores guiones con implicación política, Recount (2008) y Game Change (2012).

Sin embargo, todas las carencias que pueda tener Dopesick se diluyen al servicio de la creación de una conciencia social crítica y la importancia de la temática que expone. Una relevancia que se ha visto recompensada con las nominaciones a los Critic’s Choice y los Golden Globes a Mejor Miniserie y Mejores Interpretaciones para Michael Keaton y Kaitlyn Dever. Dopesick es una serie necesaria y de obligado visionado que reflexiona sobre una epidemia causada por la mano del hombre que aún sigue causando estragos y debates sociales en Estados Unidos.

 

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