Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Un relato de voces femeninas : «American Crime Story: Impeachment» (FX, 2021)

En 2016 se iniciaba la andadura de una nueva producción de Ryan Murphy con el título genérico de American Crime Story. Su  planteamiento, al menos en cuanto al marco general, parecía ser una especie de estructura especular de American Horror Story que se desdibujó desde la primera entrega. Así, frente a la utilización de géneros y subgéneros del terror con argumentos y tonos dispares, American Crime Story resultó ser una antología de casos que, de una manera u otra, han definido una época de la historia norteamericana pero que pueden ser fácilmente  trasladados a la contemporaneidad. De este modo, en 2016 asistimos de manera lineal al juicio contra O.J. Simpson acusado en 1994 del asesinato de su esposa, y en 2018 a la narración inversa del asesinato de Gianni Versace en 1997. Sin embargo, la antología ya mostró que sus argumentos iban más allá de su premisa inicial sirviendo de excusa para desarrollar críticamente situaciones socio-culturales específicas y atemporales de tal modo que el trasfondo del juicio contra Simpson era la violencia de género camuflada tras el poder mediático del perpetrador además del doble rasero  acerca de la violencia racial, y el seguimiento del personaje de Andrew Cunanan se convertiría en un minority biopic y un retrato del  mundo de la homosexualidad en los años 90 atendiendo a la extracción socioeconómica y  mediática de sus protagonistas. Una estructura conceptual que sigue al pie de la letra la última entrega de la antología, Impeachment, cuyo argumento forma parte del imaginario colectivo dada la personalidad de uno de sus protagonistas

Curiosamente todas ellas están situadas en la década de los 90, una década en la que confluyen los escándalos y/o asesinatos y su espectacularización tal como  ya avanzara la más que espeluznante película Network (Sidney Lumet, 1976) y que recordará en sus palabras finales Tonya Harding  en I, Tonya (Craig Gillespie, 2017) convertida en figura mediática tras la agresión a su rival del  equipo de patinaje artístico en 1994 y que se ve desbancada de la fama al contemplar en televisión la persecución en directo del bronco de O.J.Simpson que, en segundos, la relega al olvido entre las audiencias.

La serie relata los elementos esenciales de la relación entre Monica Lewinsky y Bill Clinton

Basada en el libro A vast Conspiracy: The Real Story of the Sex Scandal that Nearly Brough Down a President de Jeffrey Toobin (2000) —colaborador también en la primera entrega de la antología— y con guion de Sarah Burguess,  Impeachment relata en una cronología que va desde 1995 hasta 1999 los elementos esenciales de la relación entre Monica Lewinsky y el presidente Bill Clinton que culminaron con el impeachment y absolución de este de los cargos de perjurio y obstrucción a la justicia. Un relato orquestado desde la perspectiva de las distintas voces femeninas cuyas trayectorias personales se enmarcan bien en el acoso sexual bien en el abuso y la manipulación emocional de una persona que está situada en una posición de poder; en este caso, literal al ocupar la presidencia de la nación. De este modo, el caso Lewinsky sirve de mostrador de la violencia real o simbólica ejercida sobre la mujer y en la necesidad de hacer públicos dichos comportamientos independientemente del status del perpetrador. Un planteamiento que convierte Impeachment en una muestra de las producciones televisivas y cinematográficas derivadas de la era #MeToo que da voz a las mujeres silenciadas y, en la mayoría de los casos, vituperadas por la sociedad o por el establishment.

Por ello, no podemos desligar las acciones y decisiones de Linda Tripp (Sarah Paulson) de las de Monica Lewinsky (Beanie Feldstein) ni su relación conceptual con el personaje de Paula Jones (Annaleigh Ashford) quienes, a través de su relato, construirán la personalidad psicopática de Bill Clinton (Clive Owen)y en menor medida de Hillary Clinton (Edie Falco). Un esquema que sirve para construir los perfiles de víctimas y perpetradores y que aleja Impeachment de la mera exposición del llamado «escándalo Lewinsky» en el que, de tratarse de una producción diferente a American Crime Story, se hubiera podido caer irremediablemente. No en vano, la propia Lewinsky ha sido productora ejecutiva de la serie y, en cierto modo, este hecho conduce a su mensaje final. De nuevo, tal como sucediera con las anteriores entregas de la antología, nos encontramos ante un particular minority biopic.

El relato tiene en Linda Tripp (Sarah Paulson) a una de sus principales voces

De este modo, la serie relata la trayectoria de la joven Monica (interpretada, por fin, por una «mujer real») quien, a sus 22 años y debido al cierre de la administración estadounidense llega como becaria a la Casa Blanca. Como ella misma confiesa, está enamorada desde hace mucho tiempo del presidente Clinton.  A partir de esta confesión, se establecen dos líneas en el tratamiento de los personajes ya desde el primer contacto entre ellos: el primero, el retrato de una ingenua Lewinsky quien actúa llevada por sus sentimientos hacia una persona a la que idealiza probablemente por su carisma público; el segundo, el de un depredador que no duda en manipular emocionalmente a la joven becaria antes y después de hacerse pública su relación. Este esquema atraviesa buena parte de los primeros episodios en los que los encuentros entre ambos son tratados de forma más que delicada y sin ningún tipo de contacto sexual que, por decirlo de algún modo, sucede fuera de campo y que, por tanto, elude cualquier tipo de sensacionalismo morboso de la historia.

A través de saltos temporales que no perjudican en absoluto a la narración, Impeachment sumerge al espectador en la sordidez y obscenidad del poder, literal en este caso, cuyas acciones ejercen, perpetúan y parecen «normalizar» los esquemas de violencia contra la mujer.  Justamente este es el punto de partida de Impeachment cuya narración conduce en una primera instancia el personaje de Linda Tripp, una funcionaria ligada a las altas instancias de la Casa Blanca quien, por intereses políticos, es relegada a un trabajo inferior en el Pentágono donde coincide con Lewinsky. La amistad de ambas y la confesión de Mónica acerca de su relación con Clinton conducen a Tripp a la necesidad de hacer públicas estas relaciones. Si bien, en la antología se mantiene un cierto egocentrismo y necesidad de notoriedad de Tripp que se siente menospreciada tras dedicar su vida a la administración estadounidense, Impeachment no la convierte —como sí sucedió durante el «escándalo Lewinsky»— en la villana de la historia, bien al contrario, explica la necesidad  de denunciar la violencia sobre la mujer instalada en una sociedad de doble moral. Un planteamiento mencionado paradójicamente en Impeachment —aunque por motivos políticos partidistas— por la más que ultraconservadora Anne Coulter (Cobie Smulders).

La denuncia de los abusos sexuales del poder suponen un precio para las víctimas como es el caso de Paula Jones

Una necesidad que también mueve a otra de las mujeres de la serie, Paula Jones  quien iniciará una denuncia contra Clinton por acoso sexual que lo llevará a juicio. Un juicio que eximirá de cualquier culpa al presidente gracias al potente aparato legal de la Casa Blanca quien desplegará todos los tópicos masculinos —y lamentablemente sociales— que convierten a la víctima en culpable y al depredador sexual en víctima de acusaciones falsas propiciadas e incluso maquinadas por Jones. Si Tripp se convierte de cara a la opinión pública en villana, Jones no correrá mejor suerte al verse obligada por motivos económicos a posar desnuda para la revista Penthouse, un hecho que, socialmente, consolidaba la idea de mujer-fatal-oportunista-sin-credibilidad.

La planificación y el espacio son imprescindibles en la historia de Monica Lewinsky

Dos mujeres cuyas acciones frente a la violencia de género sistémica suponen su destrucción personal, como sucede con la propia Lewinsky en sus comparecencias judiciales donde se explican las relaciones íntimas con Clinton y se hacen públicas en internet. Pero también suponen la toma de conciencia de otras mujeres acosadas por el mismo depredador quienes empiezan a denunciarlo.En estos parámetros se sitúa, pues, el relato personal de Monica Lewinsky que es finalmente consciente de la auténtica personalidad de su «príncipe azul»:  un hombre capaz de cualquier cosa con tal de mantener el poder y que vende un discurso político feminista que contradicen sus acciones. Así, el arco del personaje de Lewinsky propuesto en Impeachment se concentra en un proceso de decepción, por una parte, y en un proceso de reconocimiento identitario tremendamente doloroso para ella. Dos procesos con fases a veces equiparables a un duelo pero que culminan en un empoderamiento individual que ella misma hará extensible a la mujer en general. Las relaciones con el #MeToo son innegables como también es innegable el compromiso de American Crime Story con la contemporaneidad.

La dirección de fotografía refuerza el carácter sórdido del relato

Impeachment es, pues, un relato acerca de la obscenidad, sordidez y amoralidad del poder masculino en el sentido más amplio del término.  Unos elementos que se encarga de reforzar la puesta en escena  donde el diseño de producción de Jamie Walker McCall  —The Prom, Parks and Recreation— refuerza el esquema laberíntico, oculto y claustrofóbico del mensaje de la serie reforzado magistralmente por la dirección de fotografía de Simon DennisPeaky Blinders. Sin ellos, ni sin las espectaculares interpretaciones que despliegan los actores, la serie no sería la mismaDe nuevo American Crime Story ofrece una lectura contemporánea de la sociedad estadounidense en un proceso de clarificación, desmitificación y perspectivas no necesariamente hegemónicas de los hechos narrados. Por el enorme calado de sus contenidos y su capacidad de dialéctica con la sociedad , pensamos que la antología es una de las mejores producciones ideadas por Ryan Murphy, de obligado visionado y, por supuesto, de obligada reflexión para las audiencias.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *