Pros y contras de una detective en ciernes: «Enola Holmes» (2020)
En febrero de 2019 se anunciaba la película de Enola Holmes, adaptación del personaje desarrollado en las novelas juveniles de Nancy Springer – The Enola Holmes Mysteries (2006-2010) – que seguían las aventuras de la hermana pequeña del famoso detective Sherlock Holmes. Un largometraje que supone el segundo rol protagonista de Millie Bobby Brown después de Godzilla: King of the Monsters en sus paréntesis interpretativos de la serie Stranger Things. Tras varios meses de incertidumbre acerca de su distribución, la película dirigida por Harry Bradbeer acabaría en manos de Netlix realizando una promoción exprés durante la pandemia e incentivando las expectativas de los espectadores. Pues bien, la cinta está disponible desde hace unos días en el canal streaming y, podemos decir que ha sido una sorpresa, tanto en sus mases como en sus menos.
Así, la trama se centra en la joven Enola Holmes quien, tras la misteriosa desaparición de su madre (encarnada por Helena Bonham Carter a quien este tipo de personajes le vienen como anillo al dedo) decide empezar su propia investigación para encontrarla en contra de los deseos de sus prestigiosos y exitosos hermanos, Sherlock y Mycroft (Henry Cavill y Sam Claflin, respectivamente). Su nueva aventura le servirá, no solo para resolver el misterio, sino también para (re)encontrarse a si misma. Por lo tanto, el guión de Jack Thorne combina las convenciones del género detectivesco con el period drama y con una película coming-of-age con la búsqueda de la identidad de la protagonista como eje principal.
En este sentido, el mayor acierto de la producción va a ser, precisamente, su punto de partida: ¿porqué nos puede interesar Enola y lo que nos tiene que contar? El universo de Sherlock Holmes siempre ha sido uno de los más seguidos y admirados por el fandom, aún y repitiendo las mismas fórmulas conceptuales y detectivescas clásicas. La larga tradición del mundo ideado por Sir Arthur Conan Doyle es parte importante de la cultura de la convergencia – desde Sherlock de la BBC hasta el anime Sherlock Hound – donde el propio público participa de forma activa en la comprensión del nuevo contexto a partir de un mundo ficcional base. Una familiaridad en la re-apropiación de contenidos que convierten a Enola Holmes en una parte indispensable de la llamada Sherlockología (por su tenéis curiosidad sobre este término, consultad el artículo de Maribel Escalas en los links de abajo) y que resuena de forma empática y cercana con los espectadores. Por lo tanto, el mundo de Enola Holmes – como las propias novelas de Springer – se suma al universo en expansión trasmediática de Sherlock con una cohesión y novedad suficientemente intrigante con mucho potencial para explorar.
Sin embargo, todo lo que supuestamente «arriesga» para crear una propuesta con un estilo propio, la cinta abusa y/o carece de ciertos recursos que pueden resultar un tanto monótonos para un espectador más exigente. Por un lado, si bien es un acierto el uso de la narración con la ruptura de la cuarta pared en un intento de acercamiento a una narrativa más contemporánea, esa misma técnica resulta atropellada. Las interacciones con el público – con una carismática Millie Bobby Brown quien tiene una muy buena complicidad con la cámara – no terminan de funcionar en su totalidad, donde algunos están bien colocados y otros no. Un tipo de narración que recuerda a la utilizada en Gentleman Jack, pero donde en la serie de HBO sí tiene un verdadero sentido y ayuda a reflejar los pensamientos de la protagonista. Así, lo que podría ser una aproximación a una mirada enfocada a un público millennial donde la construcción de un relato ambientado en la época victoriana se entremezcla con un tono contemporáneo – de ahí la comparación con Gentleman Jack y no tanto con otras ficciones que utilicen ese recurso como Fleabag o House of Cards – no termina de funcionar en su conjunto. Una forma de usa el punto de vista que se complementa con un abuso de los flashbacks y no deja que el personaje avance por sí mismo acompañado del espectador.
Asimismo, el planteamiento del mundo de Enola es algo positivo a tener en cuenta. Al igual que en otras narrativas con jóvenes personajes históricos en el centro como The Great (Catalina la Grande), Dickinson (Emily Dickison) o Will (Shakespeare), Enola Holmes rompe con la rigidez de una narrativa/estética de época al servicio de una mirada contemporánea apoyada en unos códigos que recrean un «espíritu de juventud» modernos y acercarse al público actual. Licencias artísticas que se traducen en el desarrollo del contexto político de la cinta y en el intento de crear consciencia en el público más joven. Algo que, a pesar de que es de agradecer, resulta un planteamiento un tanto naif en términos más amplios. El mensaje de la huída del encorsetamiento y la represión de la mirada patriarcal de la época se encuentra en los personajes femeninos (sobre todo en Enola); aunque se ha perdido la oportunidad de realizar un crítica más compleja y consistente. En especial, en la contraposición del pensamiento entre los tres hermanos Holmes. Algo que no creo que, a estas alturas, sea incompatible con el público adolescente que parece ser el target de la película.
Sin embargo, todos los esfuerzos focalizados en crear un nuevo referente femenino para el público adolescente (algo que, insisto es muy positivo) ocupan un mayor porcentaje de la trama olvidándose del factor detectivesco que brilla por su ausencia en la mayoría del tiempo. El desarrollo de los casos avanza de forma lineal sin explorar lo que debería ser la faceta más importante de la búsqueda identitaria de Enola: su capacidad intelectual. El personaje ya es autosuficiente y resolutivo desde el comienzo, lo que dificulta la construcción verosímil de Enola como futura detective. Algo que, no obstante, si que está presente en su evolución emocional durante la película. Una falta de equilibrio argumental que no pasa desapercibido.
A pesar de algunos de sus aspectos son fallidos en su propuesta general, Enola Holmes es una película simpática y entretenida que cuenta con todos los ingredientes para realizar una continuación (¿tendrá una secuela?). Aunque, tal vez, deberían centrarse en el componente detectivesco antes de aventurarse en otra producción y no cargar a Millie Bobby Brown con todo el peso de la cinta.
Amante del terror y de las series británicas. Ferviente seguidora de Yoko Taro. Graduada en cine y audiovisuales por la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC-UB). Especializada en dirección artística/diseño de producción. Máster de especialización en Estudios Literarios y Culturales (Universitat de les Illes Balears). Profesora en el grado de Comunicación Audiovisual en CESAG-Universidad de Comillas. Colaboradora en el proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Interesada en la investigación en game studies y TV studies.