Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Hacia una definición y análisis del «complex serial drama» según Trisha Dunleavy (2018)

No, no nos hemos equivocado en la fecha que encabeza este post. Suponemos que esta es la primera impresión que el lector  debe haber tenido. Y es que apenas hace dos semanas que se comercializó el libro Complex serial drama and multiplatform television de Trisha Dunleavy en la editorial Routledge, inicialmente previsto para 2018 y que adelantó su venta al público en un mes. Cosas de las editoriales y sus estrategias comerciales. Dicho esto y con la tranquilidad de haber clarificado esta primera cuestión, pasaremos a comentar el texto de esta energética profesora de la Victoria University of Wellington de Nueva Zelanda a la que tuvimos ocasión de conocer personalmente en un reciente congreso sobre estética televisiva organizado por la Universitat Politècnica de València y su grupo de investigación en este campo.

Dunleavy es una de estas investigadoras que cuestiona de manera sistemática las aportaciones de los «grandes padres» de los estudios acerca del concepto de complejidad en la ficción televisiva ampliando, de este modo, no solo las definiciones de la misma —que ya se han convertido en canónicas con una cierta presuposición de intangibilidad— sino especialmente superándolas. El motivo es más que evidente: las producciones televisivas son productos vivos que se renuevan y varían a lo largo de sus temporadas, siendo solamente posible su «fijación» una vez finalizada su emisión. Si a esto le unimos el hecho de la gran cantidad de nuevas formas de transmisión y recepción de los contenidos ficcionales a través de las nuevas plataformas televisivas en streaming, no resulta ocioso replantear  el estudio de un territorio que está en constante movimiento y transformación. Y eso es lo que va a hacer Trisha Dunleavy en su texto.

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Tony Soprano formará parte de uno de los «complex serial drama»

De este modo, Dunleavy no partirá de las ficciones icónicas de la llamada Segunda Edad de Oro de la televisión con Hill Street Blues a la cabeza —evitando de este modo tomar como único punto de referencia la serie de Bochco— sino de las producciones recientes que han supuesto un giro en el tratamiento de la complejidad ficcional del siglo XXI que iniciara en 1999 The Sopranos y que va a tener en Twin Peaks de David Lynch su comienzo más evidente.  En el texto de Dunleavy se analizarán y mencionarán series muy cercanas al lector y que forman parte del imaginario colectivo contemporáneo como con, entre otras, Breaking Bad, Mad Men, Game of Thrones o Stranger Things cuya segunda temporada fue lanzada por Netflix a finales de este mismo año.

La contemporaneidad del texto va, pues, más allá de la fecha de edición: los productos televisivos que analizará son de la «más rabiosa actualidad», un primer aspecto que hace más que imprescindible su lectura. El segundo será la aproximación a dichos materiales que iniciará con el establecimiento de un patrón que los va a caracterizar ya en desde el primer apartado del texto («The Rise of Complex Serial Drama on American Cable TV») y que consistirá en: (1) el cambio de los dramas de largo recorrido —long format dramas—  basados esencialmente en la trayectoria y relaciones de los personajes por formas con distintas estructuras en la manera de construir la serialización; (2) el cambio de los entornos cerrados y habitualmente institucionales en los que se desarrollan los argumentos —policiales, médicas, legales— que se abrirán a nuevos escenarios que servirán para individualizar cada una de las producciones; y (3) el cambio en la estructura emocional y psicológica de los personajes prinicipales que serán, habitualmente, transgresores e inseguros además de estar sumidos en conflictos personales realmente contundentes independientemente del hipotético género al que se pueda asimilar la serie que analicemos.

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«Game of Thrones» y su mitología

Tomando como punto de partida las características que acabamos de mencionar, Dunleavy articulará su libro en cinco capítulos que podemos aglutinar en tres grandes bloques, cada uno de los cuales corresponderá a temas de debate que se están suscitando en estos momentos en las más recientes investigaciones sobre televisión.

Uno, el formado por los dos primeros capítulos del libro, va a enmarcar la idea del «complex serial drama» en sus contextos de emisión-recepción de acuerdo con la distinción entre televisión por cable o en streaming y, por tanto, de los condicionantes económicos de los nuevos formatos ficcionales al tiempo que ubicará estos nuevos procedimientos en el marco de la llamada «televisión de calidad» realizando un breve barrido cronológico por su incidencia en la innovación conceptual de los mismos que Dunleavy personificará en la serie Six feet under (HBO, 2001-2005). El segundo centralizado en el tercer capítulo del texto se dedicará al debate en torno al concepto de autoría televisiva que inevitablemente se comparará al mismo término aplicado a la cinematografía y que será ejemplificado con casos de estudio muy concretos: el destinado a HBO como marca corporativa, por una parte, y a la emblemática Breaking Bad, por otra parte.Ni que decir tiene que el concepto de autoría se unirá, en el capítulo cuarto del libro, a la idea de innovación narrativa focalizada en el trabajo de los guionistas y del concepto de Writers’ Room.

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«Stranger Things» como caso de estudio

El último apartado y también el último capítulo del libro se referirá al concepto de estética de las ficciones contemporáneas en el que planteará las nociones esenciales que se están esbozando en estos momentos acerca de la más que necesaria relación en el estudio de la ficción televisiva entre la narración y su puesta en escena. El caso de análisis será la primera temporada de Stranger Things.

Un texto, el de Trisha Dunleavy, más que imprescindible para el análisis de la ficción televisiva contemporánea cuyo valor reside no solo en los conceptos desarrollados sino especialmente en las líneas de debate que va abriendo de una manera contundente y organizada. De obligada lectura para estar al día de lo que están aportando en estos momentos los investigadores televisivos que, por motivos diversos, no están entre los nombres más reconocidos por la academia y por los especialistas en la materia. Vale la pena incoporarlos y tenerlos en cuenta, sin ningún género de dudas.

 

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